Carta de un hijo agradecido a su madre

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Por Francisco Paladea

Procurabas que todo esté en orden…nos cocinabas a tiempo…nos mandabas a la escuela primaria. Te ocupabas de que hagamos los deberes. Cocinabas delicioso…te multiplicabas para todos ya que eras una mujer muy visitada y requerida por gente que venía de parajes lejanos por alguna curación…también tenías tu almacén que atender…siempre muy sociable con todos.

Eras muy trabajadora…luchadora…servicial…humilde y amorosa. Me decías mi negro…cuantos recuerdos mi vieja divina…Los designios de Dios al elegirte como madre mía fueron de bendición y amor. Siempre apegada a la virgen María (La morena de Catamarca) a quien la recibías en casa todos los años con velas… asado…naranjas…agua…todos los peregrinos hacían de nuestra casa una posada.

Pasaron los años y me mandaste a hacer 7mo grado en la Esc. 446 Dr. Carlos Coronel. Permanecía en la casa de una hna. tuya quién era dulce y atenta conmigo. Pero esa separación como me costó lágrimas…al cabo de tres meses de extrañarte y llorar pude adecuarme…esa distancia fue muy necesaria para poder saber quién eras tú y que significabas en mi vida.

Luego decidiste con mi viejo trasladarse al Dpto. Banda a vivir conmigo y mi hna. Alba que también estaba estudiando ya. Nos juntamos en familia: Papa, Vos, Alba, Yo y Fabi. Decías que era mejor que vos nos atendieras y estuvieras junto a nosotros en el proceso de nuestra secundaria…que sabia eras mami, quien te guiaba a tomar decisiones así, solo puedo imaginar…Dejaste todo en ese lugar hermoso de nuestra infancia por nosotros. Sé que nunca te adaptase a la ciudad.

Es invalorable lo que hiciste en su momento. Te agradezco tanto porque forjaste un futuro para mí y mis hnas. No tengo palabras para describir lo que nos enseñaste con esa acción que permanecerá incólume en mi corazón y en el de todos en la familia.

Transcurrieron los años y fuimos creciendo y vos siempre con el mismo cariño…me decías mi negro, mi hijo…cuando te visitaba siempre me acariciabas…me mirabas como lucia, que tenía puesto…y me decías que lindo…siempre bien…Quiero entender que mi madre se decía a sí misma “lo veo bien a mi hijo, no me equivoque en hacer que estudie… en dejar todo en el campo (donde ella tenía todo) por mi negro y mis hijas. Vieja querida…cuanto te extraño.

Dijiste que nunca irías al médico…que solo sería el día que fueras a morir… así fue. En nueve días en Marzo de 2015 comenzó tu peregrinar a la casa de la luz, a alcanzar la paz eterna.

Nos enseñaste hasta en tus últimas palabras: “vayan a la casa, estén juntos, hagan la comida y coman todos juntos”. Pedias unidad…totalidad, impecabilidad, atención, dedicación, amor del uno por el otro, comunión. Ahora ya sos libre mami y ya no te alcanzaran esos dolores que sufrías…Vive tu presencia en nuestros corazones como una lucecita que no cesa en su flama.

Tuviste visiones antes de partir y Dios me permitió estar ahí para que me las cuentes… entiendo ahora que el portal se abría para que lo cruces…veías niños vestidos de blanco a tu lado que no se querían ir…decías. Yo te decía déjalos que estén ahí…y vos no les temías. Estuve a tu lado en ese pasaje mi vieja.

Ahora sé que tu evolución inició mucho antes en La Mente Mayor (Dios) y luego en la tierra para más adelante completarse y transformase en un ser regenerado de la humanidad. Tu personalidad y carácter me demostraron esa capacidad tuya de perdón y aceptación de los demás tal como son. Te ganaste el cielo mami…sos una campeona.

Lo que ahora te expreso sé que el universo y todo su tejido conectivo lo escuchan y te lo transmite. Estoy seguro también que hay un maestro que te guía por esas once dimensiones de las que está compuesta la fuente de toda sabiduría, amor y justicia divina. Estas segura y en paz.

Gracias mami por todo lo que me diste y te despojaste para protegerme, cuidarme y hacer de mi lo que hoy soy. Toda mi energía para vos y luz que atraviesa el tiempo y las dimensiones donde puedas estar.

HASTA SIEMPRE

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