Una mujer llamada Mariana le pidió a la abogada Ana María Polo una orden de alejamiento para Ricardo, un hombre que no paró de molestarla, ya que todo esto empezó cuando él era un cliente que tenía en Colombia en un negocio que consistía en hacer masajes con mordiscos, para ayudar a hombres que padecen de eyaculación precoz.
El tratamiento, según contó el hombre, tuvo un costo de tres mil dólares, pero según la parte acusadora el demandado la acosaba permanentemente y la sigue a todas partes, ya que el pagó por un servicio al cual no le han respondido. El hombre denunció que una vez que pagó, la mujer «desapareció por completo».
Entre los testigos del caso, apareció la hermana de Mariana que manifestó que ella era realmente quién le daba los masajes al hombre. Ricardo dijo que era mentira y luego de un ida y vuelta entre la demandante, el acusado y los testigos llegó el fallo final.
La doctora Ana María Polo determinó que Mariana deberá devolverle los tres mil dólares a Ricardo y le pidió al hombre que se busque una novia.