Chimango

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Foto: Jorge Llugdar

Con su largo y lastimero chiii… – origen de su nombre aborigen “chimango”- que emite con más frecuencia cuando devora carroña o cuando espanta algún intruso. El chimango es una presencia familiar en todo el territorio argentino. Es fácil observarlo sobre todo cerca de las casas ya, que el hombre, del cual, como veremos, resulta un eficaz colaborador, no parece inspirarle desconfianza.

Como bien lo señala su nombre científico (Polyborus: del griego “que come mucho”) el chimango es un ave voraz. Su dieta no sólo es abundante sino variada: carroñero, insectívoro, ave de presa y hasta en ocasiones herbívoro, el chimango come de todo y en cantidad. Fundamentalmente se alimenta de animales muertos. En el campo se lo puede ver en las cercanías de las viviendas, compartiendo con los perros los despojos de ganado, las placentas de hembras recién paridas, los desperdicios de la actividad humana. Más habitual aún es en rutas y caminos, donde da cuenta de las aves, reptiles y pequeños mamíferos muertos por los autos y otros medios de transporte. En busca de insectos, larvas, gusanos y pequeños moluscos cava el suelo con pico y garras, trabajo que le facilita el arado en zonas de cultivo, donde es común verlo en compañía de otras aves. Los chimangos no desperdician ninguna posibilidad de alimentarse: en otoño su dieta se enriquece con las hormigas coloradas que, para esta época, salen de sus hormigueros sobre los que permanecen cierto tiempo suspendidos. Desde el aire, el chimango acecha sus presas: alguna culebra, un pequeño reptil, un roedor o un sapo. Para capturaras no baja en picada como lo haría un halcón, sino que alterna persecuciones por tierra con vuelos casi a ras del suelo. Cuando ve humo, va hacia el lugar y allí entre el humo y las cenizas, se da grandes banquetes con los pequeños mamíferos que huyen de las llamas. Buscando huevos y pichones, el chimango suele atacar nidos de otras aves, en especial de las acuáticas. Pero no siempre sale bien parado: en enfrentamientos directos con aves adultas comúnmente lleva las de perder. Es así que se ha visto a chimangos perseguidos a picotazos por grupos de gaviotas, bichofeos, zorzales, y gorriones. En épocas de escasez, el chimango se aviene a cambiar de dieta: se lo ha visto comiendo maíz tierno, tubérculos y hasta hongos.

Nidifica en forma solitaria. Elige por lo general árboles bajos, ubicando sus nidos a dos o tres metros de altura. A veces utiliza eucaliptos, álamos u otros árboles de gran altura, mientras que en ocasiones, nidifica en arbustos, matas altas de pastos e inclusive en el suelo. Esta última ubicación es la más frecuente en el sur, dada la poca disponibilidad de árboles. El nido es bastante voluminoso. En la concavidad tapizada con hierbas, plumas y hojarasca, la hembra deposita de dos a tres huevos color blanco crema con manchas. La incubación dura unos 18 días y es la hembra la que permanece en el nido la mayor parte del tiempo. Los pichones nacen cubiertos por un plumón amarillo que luego se transforma en pardo. A los veinte días están totalmente emplumados. Inicialmente, los padres alimentan a sus crías con larvas de insectos y lombrices. Más adelante las proveen de insectos y caracoles y cuando las crías ya adquieren mayor tamaño, las alimentan con pichones de otras aves.

En los adultos la coloración general es parda, más pálida en la zona ventral. Las plumas del dorso tienen un reborde ceniciento. Corona , nuca y lados de la cara ligeramente rayados de pardo más oscuro. Alas de color pardo oscuro con una mancha blanquecina que abarca desde la base hasta la mitad de las primarias. Pecho acanelado. Pico: amarillo sucio. Patas: gris azuladas. El cuello es relativamente corto. Pico poco curvado. Patas relativamente delgadas y garras débiles con respecto a otros falcónidos.

Su vuelo es más bien lento y usualmente no supera los cien metros de altura; sin embargo, cuando se traba en lucho con otra rapaz puede llegar a más de 500 metros y demostrar buena capacidad de maniobra, habilidad y rapidez. Más que volar prefiere permanecer, a veces durante horas, posado en árboles u otros sitios elevados. Los chimangos gustan reunirse en árboles que utilizan como dormideros. A veces son más de cien que, entre gritos y peleas, se disputan los mejores lugares.

CADENA ALIMENTARIA

Por su dieta variada y abundante el chimango es uno de los más eficientes y completos auxiliares que tiene el hombre para controlar enfermedades y plagas. Al eliminar los restos de animales en descomposición, no sólo evita la propagación de enfermedades entre el ganado sino también la transmisión de zoonosis al hombre. También contribuye a mantener bajo el número de ciertos roedores que propagan la fiebre hemorrágica o mal de los rastrojos. Resulta paradójico entonces que en muchos lugares el chimango sea perseguido y cazado. “No hay que gastar pólvora en chimangos” es un dicho popular del folklore argentino que alude a que no deben dedicarse esfuerzos a cosas que no valen la pena. El origen de este refrán está en que esta ave rapaz no es buena para comer, de modo que nadie razonablemente encara su caza.

Fuente: http://florayfaunasde.com.ar/

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