«Mantenemos los oídos y los ojos abiertos y nos estamos preparando», declaró Gijs van Nimwegen, el portavoz de la policía de Róterdam. «Esperemos que la situación permanezca tranquila, en todo Holanda y en Róterdam», agregó.
Holanda reintrodujo un confinamiento parcial la semana pasada, con nuevas restricciones sanitarias en el sector de la restauración. El gobierno planea además prohibir que los no vacunados acuden a ciertos lugares, como bares o restaurantes.
Por segundo año, los fuegos artificiales de año nuevo, que suelen dejar muchos heridos, están prohibidos. El objetivo es no saturar los hospitales.
Entre las medidas, el gobierno recomienda teletrabajar y no invitar a más de 4 personas en casa.
Las manifestaciones públicas están prohibidas y los partidos de fútbol se juegan a puerta cerrada.
Pese a estas medidas, Holanda, un país de 17 millones de habitantes, registra todavía más de 22.000 nuevos contagios al día.
Estas cifras alarmaron al Ejecutivo, que decidió adelantar una semana la conferencia de prensa del primer ministro.
El equipo de expertos (OMT, por sus siglas en inglés), que ofrece recomendaciones al gobierno desde el inicio de la pandemia, rechaza sin embargo el cierre de escuelas y universidades.
Pese a un aumento de casos de contagio entre alumnos, la OMT estima que un nuevo cierre podría influir en el desarrollo de los niños y jóvenes.
En las dos últimas ruedas de prensa, el primer ministro se centró en los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en La Haya.
El viernes pasado, en Róterdam, una protesta en contra de las restricciones, convocada en las redes sociales, terminó en disturbios, con coches incendiados y heridos, incluyendo policías.
En total, 173 personas fueron detenidas en todo el país desde el viernes. Además, dos alborotadores fueron condenados a prisión por lanzar piedras a la policía.
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