Colombia ya vota para ratificar o rechazar el acuerdo de paz con las FARC

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El día del histórico plebiscito que puede poner fin a 52 años de conflicto armado con la guerrilla FARC ha llegado. Los colombianos comenzarán a acudir a las urnas desde las 8:00, hora local, en una elección que será custodiada por unos 300.000 hombres encargados de garantizar el normal funcionamiento de la votación.

«¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?», será la pregunta con la que se encontrarán los ciudadanos al entrar al cuatro oscuro. Deberán optar únicamente por «Sí» o por «No», ya que el voto blanco no es una opción.

Lo que podría terminarse con esta votación es el último conflicto armado en el hemisferio occidental; un complejo entramado de violencia entre guerrillas, grupos paramilitares y agentes estatales, que tiene un saldo de 260.000 muertos y 6,9 millones de desplazados.
Más de 34 millones de personas están habilitadas para votar en las 80.553 mesas en todo Colombia y en las 1.372 mesas en el exterior, que estarán distribuidas en 62 países.

La última vez que los colombianos participaron de una elección como la de este domingo fue hace 59 años. En diciembre de 1957, unos 4.169.294 ciudadanos aprobaron la reforma de 14 artículos de la Constitución nacional de 1886, entre ellos uno que le abrió camino al Frente Nacional, es decir, la alternancia de los partidos Liberal y Conservador en el poder.

La importancia del plebiscito actual es que los ciudadanos definirán con su voto si avalan o no la finalización del conflicto con las FARCmediante el acuerdo que se logró en La Habana, firmado por el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de la guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverri, alias «Timochenko», el pasado lunes, en Cartagena.

El acuerdo

El pacto, alcanzado tras casi cuatro años de arduas negociaciones en La Habana, Cuba, fue sellado el lunes 26 en una solemne ceremonia en Cartagena en la que Timochenko pidió perdón a las víctimas, y el presidente Santos dio la bienvenida a la vida democrática a las FARC, en tránsito hacia ser un movimiento político legal.

Si se aprueba el acuerdo, unos 5.765 combatientes de las FARC, según cifras de la guerrilla, deberán concentrarse en 27 sitios del país para sudesarme y posterior reinserción a la vida civil, un proceso de seis meses que será supervisado por las Naciones Unidas.

El documento de 297 páginas consiste en los pactos que las FARC y el Gobierno lograron en las áreas de desarrollo rural y tierras, participación política, fin de los cultivos ilícitos, sistema de verdad, justicia y reparación de las víctimas, el modelo para poner en marcha el cese del fuego bilateral y definitivo y la dejación de las armas, y los mecanismos para implementar todo lo acordado.

De acuerdo con varios especialistas, sin embargo, lo firmado apenas sienta las bases de las transformaciones que necesita Colombia. En este sentido, los acuerdos incluyen una amplia inversión para sacar al sector rural de su rezago histórico, mediante la construcción de vías, escuelas, puestos de salud y el desarrollo y tecnificación de la economía campesina, informó el diario colombiano El Tiempo. La transformación del campo pasará también por la sustitución de los cultivos ilícitos por otros que sean rentables para los campesinos y con garantías de comercialización.

Y en términos políticos, el acuerdo sienta la base para una reforma del sistema electoral que evite la corrupción y el favoritismo a determinados partidos, y que permita la participación de las FARC en política, un paso para la apertura democrática.

A pesar de que la paz es el anhelo de todos los colombianos, un número importante cree que el acuerdo ha sido demasiado benevolente con los líderes guerrilleros, muchos de ellos involucrados en crímenes brutales y sospechados de vínculos con el narcotráfico.

El fantasma de la abstención

No todos quienes quienes rechazan el acuerdo alcanzado votarán por el No. Algunos, simplemente no irán a votar. Por eso, durate meses el fantasma en torno al plebiscito ha sido el de la abstención electoral. El gobierno de Santos apeló a la Corte Suprema para modificar el umbral de participación necesario, que ha caído del 50% al 13% de los votantes habilitados, con el objetivo de que la abstención no dificulte la eficacia del mecanismo.

En realidad, la máxima autoridad de justicia ha aprobado una propuesta del Congreso colombiano de diciembre pasado sobre un plebiscito único y con reglas propias, que definirá únicamente sobre el destino del acuerdo con la guerrilla.

Para que el mecanismo sea válido, deben votar por el «Sí» al menos 4.536.993 colombianos, es decir, un 13% de los ciudadanos habilitados, y a su vez superar a los que elijan el camino del «No», es decir, del rechazo a lo pactado en Cuba.

Como la votación tiene carácter vinculante, en caso de que el «Sí» triunfe el domingo, el Congreso tramitará las normas necesarias para desarrollar lo pactado y los guerrilleros procederán a entregar sus armas. Si por el contrario gana el «No», según lo ha manifestado el mismo presidente Juan Manuel Santos, será el fin del proceso de paz con las FARC.

Colombia se prepara para ir a las urnas

Pese a que los sondeos han dado cuenta de un aumento de la participación electoral a medida que avanzó la campaña, lo cierto es que con un umbral tan bajo de participación, será el número de votantes final el que determine o no el verdadero triunfo del primer mandatario.

No obstante, para sus detractores, el número del 13% necesario para una decisión de tal magnitud como el final de la violencia armada pone en cuestión la legitimidad de todo el proceso.

Los escenarios

Según los últimos sondeos, la opción del «Sí» registra entre 55% y 66% de las adhesiones. El «No», apoyado por el ex presidente Álvaro Uribe, feroz opositor del proceso de paz, cosecha alrededor del 35%.

«El 2 de octubre es la única oportunidad para corregir los acuerdos con los que Santos premia a las FARC. Por mi país, VOTO NO», ha escrito Uribe en su cuenta de Twitter.

A pesar de que muchos colombianos se resisten a hacerle concesiones a las FARC -aún consideradas un grupo terrorista por los Estados Unidos y la Unión Europea- el grito de «¡Basta de guerra!» se ha multiplicado a medida que se aproximaba el plebiscito.

«Esta es la oportunidad de dejar de matarnos por la ideas», dijo Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno en las conversaciones de paz. «Votar ‘No’ creyendo que volvemos a corregir lo que queramos es una ilusión. Este es el mejor acuerdo posible», señaló en entrevista reciente.

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