No todo es genética ni talento. Algo hay detrás de tanto éxito. Una fórmula secreta que optimiza cada milímetro de fibra que compone su cuerpo. Emanuel Ginóbili se sostiene en la NBA con 40 años siendo una pieza clave de una de las franquicias más destacadas de la última era. ¿Cómo lo hace?
Buena parte de la respuesta a esa pregunta se puede encontrar en su dieta y las modificaciones que realizó en su alimentación para darle a su exigido cuerpo una energía extra tras cuatro décadas de deporte de alto rendimiento.
Todo comenzó en el 2011, cuando el argentino notó que su cuerpo le daba señales de alertas con algunas lesiones que antes no habían aparecido: empezó a «desagarrase más de lo habitual», según explicó el propio Manu. Decidió llamar a su primo Paulo Maccari, fisioterapeuta que trabaja con la selección argentina de básquet, para diagramar el nuevo plan a seguir.
La primera medida ya ponía en riesgo todo el proceso: debía dejar de comer pastas. «Cuando se lo propuse, lo primero que me dijo fue: ‘Yo las pastas no las voy a dejar’.
Lógicamente, uno de los objetivos era que las dejara. Pero bueno, yo no lo podía obligar a nada. Le propuse comenzar y ver cómo se iba sintiendo», le explicó el especialista que en el pasado trabajo en Boca al diario Clarín.
El proyecto inicial pasó de la negación a la convicción. «Toda mi vida hasta los 35 años mi rutina era un pedazo de pollo con pastas. Lo hacíamos todos. Hoy por hoy está cambiando eso. No es tan necesario o estricto el tema ese de que sin la pasta y los carbohidratos no vas tener la energía necesaria para jugar», reconoció el propio Manu a NBA Latam semanas atrás.
El proceso siguió con la eliminación de los cereales –fundamentalmente los que tenían gluten–, las harinas, los lácteos y el azúcar. «Al principio utilizó un poquito de miel. Después el cuerpo se fue acostumbrando y hoy no toma ningún tipo de endulzante», advirtió Maccari al mencionado medio.
Según el fisioterapeuta que lo aconseja, la dieta hoy en día tiene como estructura principal las verduras, el pescado, el pollo, los huevos de granja y la intención de ir quitando cada vez más las carnes rojas. «La idea es que sea toda comida biológica y que esté conformada por un porcentaje de grasas buenas muy alto. No de pan o cerdo, sino de palta, almendras, nueces, pescado, coco o huevo. Ese tipo de grasa es fundamental porque da mucha energía», especificó.
El cuerpo de Manu se siente rejuvenecido. Temporada a temporada su nivel sigue siendo el de un jugador top. La dieta se respeta, aunque también hay espacio para el goce, según aclaró Ginobili: «No soy fanático ni extremista en lo que como pero me cuido. Si vamos a un restaurante y hay un pan ahí con aceite de oliva, vamos, vale…»
En la temporada actual el deportista de 40 años promedia 20 minutos en cancha –apenas 5 minutos menos que el promedio de toda su carrera–, 8 puntos por partido y una serie de definiciones acertadas en momentos claves de los encuentros.