Cómo mataron a Lola Chomnalez según la teoría de la Justicia uruguaya

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zzzznacg2 NOTICIAS ARGENTINAS BAIRES, DICIEMBRE 30: Fotografia de Lola Luna Chomnalez es buscada desde el domingo por la tarde luego de que saliera a caminar por una playa de Uruguay. Foto NA zzzz

Después de cuatro años el expediente que investiga el crimen de Lola Chomnalez, la adolescente argentina asesinada en el balneario uruguayo Barra Valizas, se reactivó.

Esta semana, por orden del fiscal de la causa, Jorge Vaz, fue detenido Ángel Moreira Marín, alias «El Cachila», un cuidacoches de 33 años que ya había estado en la cárcel en 2015 como sospechoso del asesinato. En aquel momento, el resultado negativo de un cotejo de su ADN con los rastros de sangre encontrados en la mochila de la joven lo desvincularon del caso. Sin embargo, tras un nuevo análisis de la declaración que brindó en ese entonces se descubrieron algunas inconsistencias que probarían que el hombre participó del hecho.

Fue por eso que Vaz solicitó a la jueza subrogante, Rossana Ortega, al frente del Juzgado Letrado del departamento de Rocha, que procesara con prisión preventiva al «Cachila» como presunto «coautor de un delito de homicidio muy especialmente agravado». Tras las pruebas aportadas por el fiscal, la magistrada le dio la razón y lo acusó del delito «coautor presuntamente responsable de un delito de homicidio agravado por la nota de alevosía». Moreira Marín quedará preso hasta que comience el juicio.

La jueza Ortega, después de procesar al cuidacoches, entregó los fundamentos de su decisión, que se convirtieron en el primer documento de la justicia uruguaya que relata cómo pudo haber sido asesinada la adolescente. Para llegar a esa conclusión, la magistrada toma como base distintos elementos como las declaraciones de Moreira Marín, los resultados de la autopsia, las pericias hechas en el lugar que fue hallada la víctima y gran parte de los hallazgos del fiscal Vaz.

Como detalle más relevante, para Ortega el crimen fue cometido por «El Cachila» y al menos una persona más. Por eso insta a seguir la investigación hasta dar con el cómplice y llegar a la «verdad absoluta». Según plantea en el auto de procesamiento, son dos las posibles secuencias.

En la primera, Ortega sostiene que Lola pudo haber sido sorprendida por sus asesinos, quienes la abordaron por las espalda, la llevaron a la zona boscosa, trató de defenderse y luego la asfixiaron hasta matarla. «Se le aproxima la persona agresora por detrás, L. trata de escapar hacia los arbustos, le da alcance, le toma por detrás y le hace cortes para nada profundos, la enfrenta y recibe el golpe de puño ligero en región fronto-temporal izquierda, cae en la arena, y aunque se aferra de las ramas y se arrolla sin defenderse adoptando la posición de flexión, lateralizada a derecha tal cual es hallada, es apretada contra la arena. Muere, se la tapa con arena, aunque no se la entierra y al hallazgo del cuerpo se visualiza región glútea con su short de jean bien puesto», señaló la magistrada citando a un especialista en medicina legal.

La otra hipótesis sostiene que Lola pudo haber estado caminando de regreso a Valizas cuando se enfrentó al agresor, quien le propinó primero un golpe. Después corrió hacia las dunas, fue alcanzada desde atrás, herida y posteriormente apretada en la arena hasta morir ahogada.

Las pericias realizadas al cuerpo avalan el planteo. Según los estudios, la chica fue golpeada en el rostro, sufrió un corte en la zona del cuello y efectivamente fue apretada contra el suelo, boca abajo, lo que terminó provocando su muerte al inhalar la arena. Por eso, Ortega cree que Moreira mintió cuando dijo que Lola solo tuvo un desmayo y después murió.

«A pesar de la versión endeble e ilógica de Moreira, lo cierto es que Lola cayó en la forma señalada por la prueba pericial, que le fueron provocadas heridas varias en cuello y brazos; y que asimismo existe prueba pericial sobre la actuación de más de un agresor».

En ese sentido, agregó: «Es posible que el mecanismo de la muerte haya sido acaecido por doble mecanismo, la herida de cuello y aspiración de arena. La herida de cuello interesaría vaso superficial venoso el cual sangra más lentamente que vaso arterial y dilata un poco más el momento de muerte. Que haya habido resistencia y gritos, lo cual lleva a que la víctima sea reducida boca abajo durante su agonía contra la arena la cual aspira. Que los agresores hayan sido dos y las armas dos con diferentes filos».

Ortega sostiene que la explicación del «Cachila» es «increíble» porque intenta decir que fue un simple desmayo el de Lola. Esto «no se compadece ni con la lógica ni con el informativo probatorio reunido», aseguró.

El fiscal Vaz había asegurado en su pedido de procesamiento que en la primera declaración que dio por allá en 2015, el acusado brindó detalles que sólo una persona que estuvo en el momento del hecho podría conocer.

«Cuando analicé las primeras declaraciones del ‘Cachila’ noté que estaba al tanto de detalles muy específicos, como por ejemplo cuando dijo en 2015 que la joven ‘cayó de rodillas porque se sentía mal’. Según el forense ella sí cayó de rodillas, pero después del ataque con un cuchillo y de ser cortada. No cualquiera sabía esto», detalló Vaz en una entrevista esta semana con Infobae.

La jueza Ortega también fue en esa dirección y en lo fundamentos también recordó que el acusado dio especificaciones que luego fueron comprobadas por las pericias científicas. Además, se basó en los análisis semiológicos que hizo una perito sobre su declaración del lunes pasado luego de ser arrestado en la ciudad de Rivera, en la frontera con Brasil.

«La pericia semiológica arrojó como resultados primarios que, en la entrevista M. demostró gestualidad restrictiva, esto es, que cuando puntualmente se le realizaban preguntas en torno a L. Ch., reflejaba un lenguaje gestual y un nivel de estrés que no acontecía cuando se le hacían otras preguntas que nada tenían que ver con el caso», sostuvo la magistrada.
Entre otras cosas, la jueza asegura que «El Cachila» estuvo con Lola hasta el momento en que murió y que incluso llegó a tomarle el pulso para corroborar que había muerto. «El indagado estuvo con la víctima el día de los desgraciados hechos y en el lugar donde acontecieron, permaneciendo con ella hasta que dejó de existir, y verificando la inexistencia de signos de vida. Ello determinó que huyera del lugar», dice el fallo.

Finalmente la magistrada en el auto de procesamiento se refirió al móvil. En su texto, sostiene que todavía no está claro por qué la mataron. Si bien dice que no fue un ataque sexual o un asalto, no se aventura a manifestarse en ese sentido. En este punto difiere con el fiscal Vaz, para quien no hay dudas de que los asesinos quisieron violarla y como no pudieron, la mataron, no sin antes llevarse el dinero que la joven traía encima.

«El móvil no es cometer un robo o un delito sexual conforme a la pericia y fojas antes citadas. A criterio de la Sede, las circunstancias que rodearon el ilícito, y en especial el perfil de la víctima, una adolescente que se encontraba sola, en un lugar apartado y desconocido para ella, evidencian la indefensión frente a sus victimarios», señaló la jueza, que dijo que por la condición de Lola frente a sus agresores, el crimen «fue con alevosía».

«La inferioridad de condiciones frente a más de un agresor, y las características geográficas del lugar, configuran pues, la agravante prevista por el art. 47 inc. 1° del C. Penal, emergiendo elementos suficientes para la imputación de un delito de homicidio especialmente agravado por la nota de alevosía», concluyó.

El cuidacoches, según el fallo, «se encontraba presente desde un principio en el lugar de los hechos, abordó a la joven, y estuvo con ella hasta el momento de su fallecimiento (que fue constatado por él mismo), es evidente que presenció el calvario de la misma, a pesar de su versión exculpatoria, y que no resulta ajeno a los hechos».

«Violento y manipulador»

Capítulo aparte mereció el perfil del acusado. En su texto, la jueza Ortega hizo énfasis en los resultados de las pericias psiquiátricas y psicológicas que se le hicieron a Moreira y que reflejan una personalidad marcada por la ira y la violencia. Usa esto como otro de sus argumentos para reforzar la idea de que el hombre fue uno de los asesinos.

«Se trata de un hombre violento, que revela gran «distancia afectiva», desplazando responsabilidades en el hecho hacia artesanos de la zona, (lo cual reiteró en la pericia semiológica realizada); surge asimismo que utiliza el «mecanismo habitual de la mentira en situaciones en que se siente amenazado para desvirtuar la verdad en beneficio propio», presenta un «tono antisocial que representa un patrón general de desprecio y violación de derechos de los demás», demostrando asimismo «manipulación y control durante la instancia pericial en su beneficio para evitar un posible castigo».

Ortega agregó en su fallo que el acusado tiene «tendencia a irritarse fácilmente y perder el control de sus impulsos, mostrando una tendencia reactiva para con los otros, por lo cual la heteroagresividad es una modalidad vincular presente en esta persona».

La pericia arrojó -continuó la jueza- que «El Cachila» no demuestra angustia ni autopercepción sobre las necesidades de los demás. Además, revelaron «constantes comportamientos transgresores» sumados a una actitud «triunfalista», y «discursos contradictorios para la evasión de sus responsabilidades y de desafío a la autoridad».

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