La cita será en la Casa Blanca, el próximo 27 de abril. Y si no hay cambios en el protocolo, Mauricio Macri y Donald Trump almorzaran a solas a pocos metros del Salón Oval. Trump quiere una jornada de trabajo con Macri y propuso una comida frugal de noventa minutos para analizar la relación bilateral, la situación en Venezuela, la influencia de China en la región y los acuerdos secretos sobre seguridad e inteligencia.
El presidente argentino viaja acompañado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la canciller Susana Malcorra y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, y ya tiene agendada una visita al Capitolio y una reunión en la US Chamber, que representa al poder económico de los Estados Unidos.
Trump descartó una visita de Estado y eso implica que no habrá encuentros formales de los gabinetes de ambos países. Peña, Malcorra y Pompeo tendrán su propia agenda de trabajo y no se descarta que acuerden reuniones en el Departamento de Estado, la Secretaria de Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La intención de Macri es que estos tres funcionarios argentinos también hagan una recorrida por los principales think tank de Washington para explicar los planes políticos y económicos del Gobierno.
En cuanto a Macri, por su apretada agenda en DC, su llegada sería el 26 de abril y no prevé extender la gira más de veinticuatro horas. Es decir: el mandatario visita el Capitolio para encontrarse con legisladores republicanos y demócratas, después almuerza con Trump, y al promediar la tarde del 27 de abril, llegará a la US Chamber que está a minutos de la Casa Blanca. Macri tenía muchísimas ganas de encontrarse con Jimmy Carter, un ex presidente demócrata que condicionó la represión ilegal que ejecutó la dictadura militar, pero la cita aún no fue coordinada.
No es casualidad que Trump y Macri almuercen en Washington. El presidente de los Estados Unidos no tiene un verdadero interlocutor regional y el jefe de Estado de la Argentina necesita saber qué piensa la Casa Blanca antes de llegar a Pekín en mayo. Trump necesita coordinar su estrategia respecto a Venezuela, y a su vez, Macri debe lograr que se respeten los acuerdos comerciales que ya firmó con Barack Obama. El presidente republicano trabó la venta de limones argentinos y consintió una demanda americana contra el biodiesel nacional, que es la principal exportación argentina a los Estados Unidos.
Trump y Macri se conocen de otra vida y jamás pensaron que se volverían a encontrar en la Casa Blanca. El pasado puede servir para acercar posiciones o dirimir viejas deudas personales. Con Trump nunca se sabe: maltrató a Ángela Merkel cuando se reunieron en DC y trató con distancia a Theresa May, a quien jamás había visto en su vida. En Balcarce 50, ya corren las apuestas.