Atacó los pilares del trumpismo, advirtió sobre los riesgos del nacionalismo, y llamó a un Congreso partido a la mitad a construir «el orden global del siglo XXI» arraigado en el andamiaje diseñado tras la Segunda Guerra Mundial y los valores históricos que han unido a Francia y a Estados Unidos : la defensa de la libertad y la democracia.
El presidente francés, Emmanuel Macron , brindó un histórico discurso ante legisladores de ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos que ofreció un claro contraste entre la agenda globalista que guía a su gobierno -y que propone Europa- frente al repliegue que imprimió Donald Trump con su llegada a la Casa Blanca, el cual, advirtió, sólo terminará por debilitar aún más al país y arraigar los temores de los ciudadanos.
Macron le dijo al Congreso que el aislacionismo, el nacionalismo y el repliegue son sólo «remedios temporales» a la frustración y los miedos de los ciudadanos con la política -uno de los factores que ayudó a la elección de Trump-, y planteó, como única opción posible, construir «un nuevo multilateralismo».
«Tanto en Estados Unidos como en Europa vivimos en tiempos de enojo y miedo», contextualizó Macron, tras una breve enumeración de los riesgos que ve en el mundo, como las desigualdades creadas por la globalización y los ataques a la democracia. «Estos sentimientos no construyen nada. Uno puede jugar con el miedo y el enojo por un tiempo, pero no construyen nada. El enojo sólo nos paraliza y nos debilita. Como dijo Franklin Delano Roosevelt, en su discurso inaugural, ‘lo único que debemos temer es el miedo mismo'», citó Macron, para el aplauso de los oyentes.
«Cerrar la puerta al mundo no detendrá la evolución del mundo, no apagará, sino inflamará, los miedos de nuestros ciudadanos», afirmó el mandatario galo.
Macron advirtió que el mundo está ante «un momento crítico» y que el repliegue amenaza con socavar el orden global que las potencias construyeron tras la Segunda Guerra Mundial para preservar la paz y la estabilidad, un desenlace, alertó, que dejará el terreno abierto para que otros poderes «llenen el vacio».
«Personalmente, no comparto la fascinación por nuevos poderes fuertes, el abandono de la libertad y la ilusión de nacionalismo», afirmó Macron. «Por lo tanto, distinguidos miembros del Congreso, dejémoslos de lado, escribamos nuestra propia historia y un futuro que queremos», cerró, desatando otro aplauso.
«Estados Unidos inventó el multilateralismo. Ustedes son ahora los que tienen que ayudar a preservarlo y reinventarlo», insistió.
Cierre de visita
El discurso de Macron cerró una visita de estado de tres días -la primera de la presidencia de Trump- en la cual la nota distintiva fue la química que mostró con su anfitrión, con quien se dio varios besos y abrazos y apretones de manos. El propio Macron se hizo eco del revuelo que causó la efusividad pública que se prodigaron con Trump al abrir su discurso, cuando recordó que Benjamin Franklin y Voltaire también se abrazaron en un encuentro en París. «Puede recordarles algo», bromeó el galo, desatando risas en el recinto de la Cámara baja.
Bajo el paraguas de su ofensiva contra el nacionalismo, Macron tocó todos los temas en la agenda global: la lucha contra el terrorismo; la violencia y la inestabilidad en Medio Oriente; la guerra civil en Siria y el vínculo con Irán; los conflictos comerciales -en un guiño a Trump, dijo otra vez que se requería un «comercio libre y justo»-; el escándalo de Facebook y la protección de datos privados, y el cambio climático.
«Tenemos que trabajar juntos para restaurar la grandeza de nuestro planeta», dijo, robándose el eslogan de campaña de Trump, como ya lo había hecho antes. Luego, se animó a hacer un pronóstico: «Estoy seguro de que un día Estados Unidos retornará y se unirá de nuevo al acuerdo de París».
Fue muy aplaudido, y cerró en francés: «Vivan los Estados Unidos, viva la república, viva Francia, viva nuestra amistad».
Fuente: El Clarín