Con profunda devoción, se realizó la misa mensual en honor a Nuestra Señora de la Dulce Espera, organizada por la Comisión que lleva su nombre perteneciente a la parroquia Cristo Rey.
En la ocasión, la misa estuvo concelebrada por los párrocos Gastón Cuello y Horacio Martínez Franco quienes pidieron a la Virgen María en la advocación de Nuestra Señora de la Dulce Espera interceda ante su hijo para regalar a las familias un corazón sencillo y recibir las enseñanzas que ayuden a crecer cada día.
En su homilía, el padre Gastón destacó que se extraña la presencia de las mamás embarazadas, los bebés en brazos y las parejas pidiendo por la llegada de un hijo. «Sin embargo, que no estén fisicamente no significa que no van a recibir la bendición, al contrario estamos pidiendo por cada feliz nacimiento, por esas mamás que esperan ansiosas a sus bebés y por cada familia que espera ese milagro de vida».
«Dios en todo se está manifestando y quizás nosotros somos los que estamos pesimistas. Dice la Palabra que en el tiempo oportuno Dios se hizo presente aquí en la tierra para darnos el amor del Padre; que lindo es pensar que todo llega en el tiempo oportuno, para nuestras vidas, para nuestro bien y el de toda la humanidad», señaló.
Asimismo, puntualizó que «María de la Dulce Espera es la doctora por excelencia porque nos vino a enseñar el gran misterio de la vida, del amor, por eso hay felicidad en la embarazada y muchas veces lágrimas de dolor en los padres cuando el hijo no llega. Por eso vamos a apedirle al Señor que nos de la gracia de alabar siempre a Dios por todas las maravillas que ha hecho, que está haciendo y va a hacer por la humanidad».
Posteriormente, el sacerdote impartió la bendición (virtualmente) a las mamás embarazadas, a los pequeños recién nacidos y a las parejas que esperan por la bendición de un niño en sus hogares.
La celebración culminó con la oración a Nuestra Señora de la Dulce Espera a cargo de mamás embarazadas y las que ya fueron bendecidas con la llegada de su bebé.