Cónclave de sectores ultra K «contra Macri y los traidores»

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El abril pasado, cuando estuvo en la ciudad a Buenos Aires para declarar ante el juez Claudio Bonadio por el negociado con el dólar futuro, la ex presidente Cristina Elisbet Kirchner propuso un «Frente Ciudadano» en el que «no se le pregunte a nadie a quién votó, ni de qué partido es, ni en qué sindicato está, o si es trabajador informal, o formal, jubilado, no jubilado, si paga ganancias o no paga ganancias». Casi un mes y medio después, el ultrakirchnerismo duro, representado por tres de sus espadas más conspicuas, aceptó el desafío y se congregó en un local partidario en Avellaneda de la Tendencia Piquetera Revolucionaria, una agrupación de ex miembros del Partido Obrero del Colegio Nacional de Buenos Aires y el Carlos Pellegrini, para debatir sobre la perspectiva de «un congreso del Frente Ciudadano», «contra el PJ de los traidores» y «por un frente único anti-Macri».

Con el joven Juan Marino -nieto de la ex embajadora argentina en Cuba Juliana Marino- como anfitrión, el intendente Jorge Ferraresi, el diputado Andrés «El Cuervo» Larroque, el piqueteroLuis D’Elía y el dirigente de la Tupac Amaru Alejandro Garfagnini repasaron su visión sobre la actualidad, desde el pago a los holdouts hasta el «golpe» en Brasil, pasando por el ajuste de tarifas, los despidos y el escándalo de los «Panamá Papers».

El encuentro, organizado por jóvenes autoproclamados «marxistas» que se deshacían en elogios a la ex mandataria al tiempo que advertían que no pertenecían al kirchnerismo, previsiblementetuvo un tono tan anti-PJ como antimacrista: recurriendo al viejo lugar común de distinguir al peronismo del Partido Justicialista, hubo críticas por colaboracionismo para Juan Manuel Urtubey, Rosana Bertone, José Luis Gioja, Miguel Pichetto, Diego Bossio, Daniel Scioli, Hugo Moyano y Pablo Micheli, entre otros. La gobernadora de Tierra del Fuego fue calificada incluso como «dictadora macrista».

D’Elía fue el más enfático a la hora de expresar el rechazo a todo diálogo con el macrismo y lo sintetizó así: «¿Abrazo o foto con estos hijos de re mil puta? Nunca». Larroque, antes de irse raudamente cuando un delegado de la línea 60 le reprochó la indolencia del gobierno kirchnerista el año pasado ante un conflicto con la empresa, fue más cauto que algunos de sus compañeros de panel -que instaron a trabajar para que «Macri se vaya»-, y se conformó con pedir la cabeza de algunos ministros.

Ante la consigna «que vuelva Cristina», esbozada en varias oportunidades por los ex trotkistas, Ferraresi contó que su padre, uno de los fundadores de la CGT de los Argentinos, «nunca conoció» a Perón: «Cuando uno tiene la convicción sabe que el líder está pero no espera que le digan qué hacer». Con convicción, y sin que nadie se lo diga, fue el primero en retirarse: lo esperaban en la inauguración del edificio municipal Cristina Kirchner.

La reunión dejó, más allá del folklore digno de una asamblea universitaria y explicable por la procedencia de sus organizadores, algunos interrogantes interesantes para pensar la entelequia propuesta por la ex presidente: ¿existe el lugar, en el arco ideológico y político, para el Frente Ciudadano? Sin el peronismo, sin el massismo y sin la centroizquierda del socialismo, el GEN y Libres del Sur, ¿hay alguien o algo, además de expresiones residuales de la izquierda, para sumar? Eso, sin contar la peor de las pesadillas para los seguidores de la ex mandataria: ¿qué pasará si el «segundo semestre» finalmente llega?

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