Lo ocurrido ayer significa una dura derrota para la presidenta de la Cámara alta, Cristina de Kirchner, quien intervino a pleno en el armado de las boletas en casi todos los distritos. De las ocho provincias que eligieron senadores -Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Mendoza, La Pampa, Catamarca, Corrientes, y Chubut-, el Frente de Todos pudo imponerse nada más en dos, es decir, un mal resultado para el oficialismo.
Dos distritos fueron clave, tal como contó Ámbito desde las PASO: Chubut y La Pampa. En el primero, el joven diputado Ignacio Torres destronó a la mistura de fuerzas peronistas, massistas y cristinistas y quedó posicionado para la carrera a gobernador 2023.
En La Pampa, Juntos por el Cambio se quedó con las dos bancas y dejó con una sola al Frente de Todos, por lo que dejó sin butaca a la mano derecha de la presidenta del Senado y actual secretaria administrativa, la camporista María Luz Alonso, quien se deberá conformar con la continuidad del manejo del megamillonario presupuesto de la Cámara alta y los acuerdos políticos y salariales con los gremios legislativos.
Desde el 10 de diciembre próximo, el Frente de Todos pasará de 41 a 35 senadores, mientras que el quorum es de 37 legisladores sentados en sus bancas. En la previa de este escenario, el cristinismo blindó a dos habituales aliados: Alberto Weretilneck (Río Negro) y Magdalena Solari Quintana (Frente Renovador Misionero), y espera contar con ellos para iniciar las sesiones y aprobar leyes de fondo.
Con la conformación futura del Senado, un poco más lejos quedarían proyectos que pasaron fácil por la Cámara alta desde diciembre de 2019, como las polémicas reformas judicial y del Ministerio Público Fiscal, luego trabados en Diputados.
En las últimas horas circuló una operación del oficialismo sobre eventuales ayudas prometidas por Lucila Crexell (Neuquén), quien partió días atrás del pequeño y opositor interbloque federal que comanda el peronista salteño Juan Carlos Romero. La neuquina es una joven pero ya experimentada en el plano legislativo que votó en contra del Gobierno estos dos años -a diferencia del macrismo, que acompañó en algunos casos- y, por ende, lejos está del Frente de Todos. Con buena visión estratégica, su movimiento hará que su peso político y administrativo dentro del Senado aumente de cara a las próximas votaciones.
Diputados
La Cámara baja mantendrá un esquema parecido desde el inicio del Gobierno, ya que el Frente de Todos logró sostener su calidad de primera minoría, con 118 legisladores. A dos bancas estará Juntos por el Cambio -116-, que quedó algo relegado aunque, en el fondo, el interbloque festejó que ganó más que el oficialismo: 61 a 50. Las miradas apuntaron a María Eugenia Vidal, que no pudo sostener lo logrado por el macrismo en 2017 en la Ciudad y perdió tres de los diez votos que se renovaban.
En Diputados habrá una llave en los bloques provinciales de cara a la próxima conformación del Congreso, ya que en ellos continuará la decisión de aportar para el quorum -129- y la aprobación de leyes. El debate más próximo es el Presupuesto 2022, la iniciativa más importante para una delicada situación económica como la actual.
En esos espacios resta definir si habrá un movimiento de unión de fuerzas en un solo interbloque, o si se continuará con la lógica de tener varios espacios para negociar de mejor manera la discusión de mejoras para las provincias que representan. Crexell ya marcó el camino en el Senado pero, en la Cámara baja, la inexperiencia y los malos movimientos de gobernadores representan un beneficio para el Frente de Todos.
Como novedad aparecerá el liberalismo: Javier Milei y José Luis Espert consiguieron el tercer lugar en la Ciudad de Buenos Aires y en la Provincia, respectivamente, y pujarán desde el 10 de diciembre con cuatro o cinco legisladores (ver página 8). La izquierda tampoco se quedó atrás: mejoró y discutirá desde la renovación legislativa con cuatro diputados.
Ámbito