El fútbol rara vez tiene explicación. El sábado por la tarde, un árbitro de una liga amateur de Bélgica cobró un penal a los 15 minutos del segundo tiempo. Winkel Sport B le ganaba 2-1 al SK Westrozebeke, que tenía la posibilidad de empatarlo.
Mohammed El Baghdadi se hizo cargo de la ejecución, pero Arne Espeel le atajó el remate: su hermano menor celebró en el banco de suplentes y el resto de su familia desde la tribuna. El arquero de 25 años festejó con un salto y segundos después se desvaneció. Falleció en el campo de juego.
Apenas se desplomó en el suelo, los médicos ingresaron a socorrerlo de urgencia, incluso utilizaron un desfibrilador. Nada pudieron hacer. La conmoción se apoderó del estadio y de todos los presentes.
El capitán del Winkel Sport B era el primo del arquero: también entró en estado de shock. Nadie podía creer lo que estaba ocurriendo. Aaron, el hermano menor de la víctima, con apenas 20 años fue testigo del peor momento de su vida.
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Sus compañeros de equipo expresaron que la situación “fue terrible” porque los sorprendió: no lograban comprender cómo se desplomó después de atajar un penal, cómo termina en una tragedia de esta magnitud un momento alegre en el fútbol.
“Arne Espeel era un chico sano, sin problemas físicos”, aseguraron sus conocidos. Por eso, se esperan los resultados de la autopsia que se realizó este lunes. Al mismo tiempo, los familiares, amigos y compañeros del arquero realizaron una caminata por las calles del pueblo Sint-Eloois-Winkel, en el municipio de Ledegem.
A través de un comunicado oficial, el club se pronunció sobre el futbolista que jugó allí desde niño: “Winkel Sport lamenta profundamente el repentino fallecimiento del portero Arne Espeel. Deseamos a su familia y amigos nuestro más sentido pésame por esta gran pérdida. El fútbol ya no es tan importante por un tiempo”.
Fuente TN
