La Convención Nacional de la UCR se reunirá este lunes para definir la política de alianzas y la estrategia electoral del partido, en medio de una fuerte puja interna en torno a la candidatura presidencial de Mauricio Macri y el reclamo por la apertura de Cambiemos y la realización de PASO.
El encuentro fue convocado para las 14, en el predio de Parque Norte, adonde concurrirán los 347 convencionales nacionales para debatir el rol que tendrá la UCR dentro del frente, algo que se analizó hasta las últimas horas de ayer en una cena en el Comité Nacional, en donde su buscó acercar posiciones para lograr un documento de consenso.
Más allá de las diferentes posturas, el radicalismo se encamina a ratificar la participación del partido dentro de Cambiemos, aunque el foco está puesto en qué términos se hará la declaración.
La última semana, el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, filtró un documento en el que propone una «ampliación en una nueva coalición» para las próximas elecciones, es decir, una especie de reforma de Cambiemos con figuras de otros espacios políticos, especialmente el peronismo.
Poco después, el gobernador de Mendoza relativizó esa postura, pero recalcó la idea de que las candidaturas de la coalición oficialista se resuelvan en las elecciones primarias, algo que hasta el momento rechaza Casa Rosada, aunque dirigentes como el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, no cierran la puerta a esta opción. Este sector, que cuenta con el apoyo de más de 100 convencionales, no oculta su idea de buscar una opción a la reelección de Macri, como podría ser la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal.
Por otra parte, la UCR bonaerense y referentes menos críticos del PRO, como Ernesto Sanz, mantienen una posición más moderada y son quienes están detrás del documento alternativo al de Cornejo, que circuló en los últimos días.
Allí no se mencionan las PASO, pero se propone que la coalición «se amplíe a todos aquellos» que compartan el programa de Cambiemos de «mejoramiento y ampliación de la democracia liberal, la lucha por la decencia en el orden público y contra la corrupción y el narcotráfico».
Además, subraya la idea de permanecer en la alianza con el PRO, al señalar que «el proceso de incorporación de otros partidos debe procesarse en el marco de la coalición». También agrega que «debe elaborarse una estrategia de ampliación con miras a la segunda vuelta presidencial».
De esta manera, este sector que se referencia en el vicegobernador bonaerense, Daniel Salvador, propone que la ampliación debe buscarse después de las PASO y no antes.Se trata también de un grupo grande, que tiene más de 100 convencionales que cuenta con respaldo en Franja Morada y la Juventud Radical.
Por otro lado, en el documento se remarca que uno de los «problemas» de Cambiemos es que «no tiene reglas de funcionamiento» y reclama un acuerdo con los socios del PRO y la Coalición Cívica para tener una mayor «intervención en el proceso decisorio gubernamental».
En otro punto se propone que la comisión encargada de negociar con los socios de Cambiemos la ampliación de la alianza esté integrada por Cornejo y los otros dos gobernadores radicales, Gerardo Morales, de Jujuy, y Gustavo Valdés, de Corrientes.
También, según esta propuesta, integrarían esa mesa Salvador, un representante de la conducción de la Convención Nacional (cuyo presidente, Jorge Sappia, es uno de los que pide directamente la ruptura de la alianza oficialista, aunque no estará presente por un viaje que no pudo suspender) y uno por cada bloque de legisladores nacionales.
En tanto, el grupo de Sappia, Federico Storani y Ricardo Alfonsín, los más duros, tendría la adhesión de 71 convencionales. Quieren irse de Cambiemos, una posición minoritaria que es muy ruidosa pero que no será avalada en la convención.
La discusión principal en el seno de la UCR en las últimas horas es arribar a la Convención con un texto consensuado y no hacer una votación. Los más «amarillos», el grupo menos crítico, aseguran contar con la mayoría de los convencionales para imponer su postura, y Cornejo podría exponerse a un derrota, una señal de debilidad que los propios radicales buscan evitar. Eso sí, se espera una jornada de discursos encendidos con fuertes críticas a la conducción partidaria y al PRO.