Dos imágenes contrapuestas pero afortunadamente posibles sirven para resumir la primera luna de este Cosquín 2023: en el comienzo, la presencia de Horacio Lavandera tocando un piano de cola en el centro de la escena e interpretando como pocos la obra de Yupanqui y su compañera Nenette. En el final, ya pasadas las cuatro de la mañana, El Indio Lucio Rojas haciendo cantar a la plaza una chacarera de monte “de esas que te hacen llorar” después de un show de casi dos horas que pasó por todos los climas.
Esa es la magia del Festival Nacional de Folklore, tan único como interpelado. Porque así como hay que ponderar la diversidad artística que se ofreció en esta jornada inaugural, llamó la atención que la plaza no luciera un mejor marco. Si bien en algún momento de la noche la convocatoria orilló un 70 por ciento del anfiteatro, con el correr de las horas esa ocupación disminuyó y dejó un sabor amargo para la noche de apertura de un festival con tanta historia.
Después de recibir el premio Consagración en 2019, Lucio Rojas se ganó un lugar entre los artistas con espalda para bancar una noche como número central. En esta ocasión, el cantor oriundo del chaco salteño volvió a demostrarlo con un show en el que tuvo matices, aunque primó el vigor y la energía de una propuesta bien festivalera.
Además de traer el sonido característico de su región de origen, el Indio se dio el gusto de compartir su extensa presentación con varios invitados: el santafesino Efraín Colombo, la uruguaya Catherine Vergnes y un momento muy especial junto a representantes de comunidades qom, wichi, chorote y toba.
“Cuidemos nuestro monte, nuestra tierra, nuestra agua”, fue el mensaje tan sencillo como urgente que dejaron los artistas, muy agradecidos por la posibilidad de estar en el escenario mayor, incluso comunicándose en sus lenguas originarias.
ZOZOBRA Y APOYO PARA LA CONSAGRACIÓN
Cerca del final, se vivió un momento de incertidumbre por una persona que se descompensó en las primeras filas de la platea. Luego de varios minutos de zozobra, fue atendida por personal médico y se informó que estaba fuera de peligro.
LA REVANCHA DE JUAN FUENTES
Luego del sentimiento agridulce con el que se quedó en la edición pasada, ya que fue convocado a último momento y finalmente tuvo que cerrar la primera luna ante una lluvia torrencial, el cantor salteño tuvo su desquite: horario central, volumen atronador y plaza dispuesta.
La propuesta fue un show al hueso con un derroche de clásicos, enganchados algo frenéticos, una banda bien sólida y todo el gran caudal de su voz al que nos tiene acostumbrados. ¿El resultado? Ovación de pie y recompensa. Faltó riesgo en el repertorio, aunque estaba claro que su objetivo era otro.
CLÁSICOS Y NOVEDADES
Algo similar sucedió con Martín Paz, quien también había sufrido la tormenta el año pasado en la misma jornada. Esta vez hubo homenaje a su padre Onofre Paz (Francamente viejo), “el más grande” según sus palabras y una imagen imborrable de la plaza coreando a pleno su hit Eterno amor, que funcionó como el mejor regalo de cumpleaños del día anterior.
La sí apostó por la novedad fue Yamila Cafrune. La cantora e hija del gran Jorge Cafrune invitó al escenario a Juan Cruz Monguillot, sobrino nieto del cura prócer de Cosquín, a la bonaerense Marisa Sáez acompañada por sus hijos y al acordeonista entrerriano Chochi Duré. En todos los casos, para interpretar temas poco difundidos y muy apreciados por el público. Incluso, en la conferencia citó una columna de quien suscribe en la que se hace hincapié en la necesidad de renovar los repertorios.
APERTURA DE COSQUÍN 2023, A LA ALTURA DE SU HISTORIA
Cosquín comenzó a cantar tal como marca su himno y su historia, con una apertura de la 63a edición marcada por la emoción y el buen gusto. Ese espíritu inquebrantable de los padres fundadores del festival volvió a sentirse en el aire desde el mismo momento de la clásica arenga que se escuchó minutos pasadas las 22, en la voz Claudio “Pipulo” Juárez, con poncho celeste y blanco al hombro y mención mundialista incluida.
El “Aquí Cosquín, capital nacional del folklore” dio pie para los fuegos artificiales y posteriormente uno de los segmentos más esperados de la primera luna, la histórica juntada entre Jairo, Juan Falú y Horacio Lavandera.
Un gran gusto para el festival y sobre todo para el público, que pudo disfrutar de una imponente intervención de Lavandera solo al piano evocando a Atahualpa Yupanqui y su compañera Nenette y luego se conmovió con una estremecedora versión de Luna tucumana, ya con el ingreso del muy aplaudido guitarrista oriundo de esa provincia y el cantor de Cruz del Eje, que ofició de maestro de ceremonias de esta apertura de lujo.
Los contrapuntos entre el piano de Lavandera y la guitarra de Falú fueron una verdadera delicia en el siguiente tramo, para luego dar paso a un ensamble entre Yupanqui (a 60 años de su debut en el festival) y Eduardo Falú (en el año de su centenario), que propuso el músico tucumano mientras Jairo contemplaba embelesado.
“Voy a celebrar a estos dos monumentos de este instrumento”, dijo Falú antes de evocar sus obras. El intenso silencio primero y la enorme ovación final fueron el mejor reconocimiento. El público de Cosquín también puede escuchar.
Luego, el cantor de Cruz del Eje continuó con un segmento junto a su banda, que incluyó en sus filas a dos músicos que acompañaros a Luis Alberto Spinetta: Daniel Ferrón (bajo) y Guille Arrom (guitarra). La perlita fue el tema (Podría bailar toda la noche contigo) que le dedicó a su mujer fallecida el año pasado, cantada junto a su hijo Yaco y su nieto Francisco.