La desaparición de la faz de la Tierra de los neandertales, esa especie humana a todas luces inteligente y sofisticada que habitó Europa durante 300.000 años, es uno de los mayores misterios de la evolución humana.
¿Fue la presión del hombre anatómicamente moderno lo que acabó con ellos? ¿Acaso no fueron capaces de adaptarse a cambios en el clima? Probablemente las causas de la extinción sean varias, pero un grupo de investigadores del CSIC ha encontrado nuevas pruebas de que la endogamia, la unión de personas de ascendencia común o naturales de un pequeño espacio geográfico, pudo ser un factor decisivo.
Los científicos, que han publicado sus resultados en la revista «Scientific Reports», han detectado 17 anomalías congénitas en esqueletos de trece neandertales recuperados de la cueva de El Sidrón en Piñola (Asturias), todos ellos miembros de una misma familia. Estas singularidades han aparecido en la nariz, la mandíbula, las costillas, el pie y la muñeca, entre otras partes del cuerpo.
Las peculiaridades físicas eran compartidas por varios miembros del grupo, compuesto por siete adultos (cuatro mujeres y tres hombres), tres adolescentes y tres niños. Por ejemplo, al menos cuatro tenían una en el cierre del arco anterior o posterior de las vértebras cervicales.
También son destacables las encontradas en el escafoides, uno de los huesos de la muñeca. Además, los investigadores no descartan que estas y otras singularidades se repitieran en más individuos del grupo asturiano, ya que en algunos casos los restos recuperados son pequeños.
Según el paleoantropólogo, esos hallazgos indican unos niveles de endogamia elevados, mantenidos en el tiempo y que además aumentaron entre los últimos grupos sobrevivientes.