
Un evento climático sin precedentes ocurrido en el oeste de Groenlandia durante el otoño de 2022 llevó a una transformación drástica en miles de lagos, según un reveló ahora un estudio liderado por la Dra. Jasmine Saros, directora asociada del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine.
Eventos extremos: la fuerza que desestabilizó los lagos

Alteraciones químicas y riesgos para la salud
La entrada masiva de materia orgánica disuelta y metales en los lagos tuvo consecuencias directas en su calidad y capacidad para servir como fuente de agua potable.
Los investigadores advirtieron que estos cambios pueden generar subproductos dañinos en los procesos de cloración, como los trihalometanos, que según Saros, “podrían ser carcinógenos”.
Además, el cambio en la composición química del agua intensificó el crecimiento de bacterias, lo que no solo afecta el sabor y olor del agua, también podría provocar problemas de salud en las comunidades cercanas.
Este impacto, según la Universidad, subraya la necesidad de implementar sistemas de monitoreo más robustos que permitan identificar y eliminar riesgos emergentes.

Impactos en la biodiversidad y el ciclo del carbono
El estudio destaca cómo la opacidad del agua, causada por el incremento de materia orgánica, redujo la penetración de luz en los lagos, lo que afectó gravemente la biodiversidad del fitoplancton. Esto desencadenó un cambio en el equilibrio del ciclo del carbono en la región.
Según el equipo liderado por Saros, la disminución de fitoplancton fotosintético disminuyó la capacidad de los lagos para absorber dióxido de carbono, mientras que el aumento de organismos que descomponen carbono orgánico incrementó las emisiones de CO2 en un 350%.
“Los lagos dejaron de ser sumideros de carbono en verano para convertirse en fuentes emisoras”, explicó Saros, atribuyendo este cambio a la disponibilidad de grandes cantidades de carbono orgánico movilizado desde el paisaje hacia las aguas superficiales.

Proyecciones climáticas: ¿un futuro más extremo?
El análisis presentado en PNAS advierte que los ríos atmosféricos, responsables de las lluvias extremas que afectaron a Groenlandia, podrían aumentar en frecuencia entre un 50 y un 290% para finales de siglo.
Estos fenómenos, definidos por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) como columnas de vapor de agua estrechas que generan lluvias intensas al tocar tierra, tienen el potencial de intensificar los cambios en los ecosistemas del Ártico.
Monitoreo y preguntas abiertas sobre la recuperación de los lagos
Una de las principales incógnitas que plantea el estudio es si los lagos podrán recuperar su estado original o si desarrollarán características completamente nuevas.
“La fuerza climática que afectó a todos los lagos fue tan abrumadora que respondieron de manera uniforme”, indicó Saros, quien enfatizó la importancia de continuar con las observaciones a largo plazo para comprender los mecanismos de recuperación y los posibles patrones divergentes entre los lagos.
Los datos utilizados en la investigación se recopilaron mediante sensores remotos y campañas anuales de muestreo, un enfoque que, según Saros, demuestra el valor del monitoreo sistemático en la identificación de fenómenos climáticos extremos y sus consecuencias.

Colaboraciones científicas y desafíos futuros
El proyecto involucró a expertos de diversas instituciones, incluidos estudiantes de doctorado de la Universidad de Maine y colaboradores de universidades en Escocia, China y los Países Bajos. Esta cooperación interdisciplinaria permitió un análisis integral de las transformaciones ecológicas observadas.
El estudio concluye haciendo énfasis en la urgencia de abordar los vínculos entre el cambio climático y los ecosistemas acuáticos, especialmente en regiones sensibles como el Ártico. A través de investigaciones para desarrollar estrategias que protejan los recursos hídricos y las comunidades que dependen de ellos.
Fuente Infobae