Ya en noviembre pasado, en el interín entre el triunfo en la elección y su desembarco como presidenta del Senado, Cristina Kirchner realizó su primera jugada clave para garantizarse el futuro control en la designación de jueces: hizo saber que de las 27 comisiones permanentes que tiene la Cámara alta, todas salvo la de Acuerdos, podían distribuirse entre los diferentes sectores que conforman el bloque del Frente de Todos. Fue la única que, en aquel momento, sacó del bolillero.
En esa comisión, encargada de dictaminar sobre los acuerdos pedidos por el Poder Ejecutivo para el nombramiento o remoción de jueces, la designada fue Anabel Fernández Sagasti, integrante de La Cámpora y por quien la ex presidenta siente una debilidad. Es más: la mendocina también se quedó con la vicepresidencia de la bancada del Frente de Todos.
En otro hecho algo inusual -no es habitual que un mismo senador acumule en simultáneo tantas funciones-, Fernández Sagasti fue además la elegida para presidir la bicameral de Monitoreo e Implementación del Código Procesal Penal, encargada del seguimiento de la aplicación del nuevo código de procedimientos, que adopta el sistema acusatorio en la justicia penal federal para investigar y juzgar delitos como corrupción, lavado de activos, y narcotráfico, entre otros.
Pero de diciembre pasado para acá y a medida que se fueron conformando las comisiones del Senado quedó patente una matriz común: todas las que están ligadas con el Poder Judicial quedaron en manos de La Cámpora o incondicionales absolutos de Cristina Kirchner.
Así, ahora la vicepresidenta es la dueña de todo el proceso de tratamiento de la reforma judicial que envió el Poder Ejecutivo al Congreso. La ley se moverá en el Congreso al ritmo que marque ella. El tratamiento del proyecto arranca este martes en el Senado: coma que se le toque o se le agregue, será por decisión de Cristina.
Basta un ejemplo para entender la lógica que se aplicó en la distribución de las comisiones. En la de Presupuesto –la de más poder y prestigio y en la que tiene el mayor interés la Casa Rosada- quedó de presidente el cordobés Carlos Caserio, un peronista al que no se lo puede identificar con el kirchnerismo.
El reparto en el Congreso de las comisiones que en particular le interesan a CFK quedó así. En Asuntos Constitucionales -una de las dos que intervendrá en el proyecto de reforma judicial- quedó de presidenta la camporista María de los Ángeles Sacnun. En la de Justicia y Asuntos Penales -la otra en la que se tratará la reforma judicial- el presidente es el cristinista de paladar negro Oscar Parrilli. El neuquino es el alter ego de la ex mandataria.
Otros puestos clave fueron también para cuadros de la organización que lidera Máximo Kirchner o terminales directos de su madre.
# La titular de la comisión de Legislación General del Senado es la camporista Ana Claudia Almirón.
# En la bicameral de Seguimiento del Ministerio Público Fiscal, el presidente es el camporista Martín Doñate. Esa bicameral acaba de arrancar un proceso para revisar las designaciones hechas por el procurador interino Eduardo Casal. En la oposición dicen que se lo busca «presionar» para que renuncie.
# Los dos representantes del Senado en el Consejo de la Magistratura por el oficialismo son Mariano Recalde, figura de La Cámpora, y la cristinista María Inés Pilatti Vergara.
La senadora Anabel Fernández Sagasti con Cristina Kirchner.
# La representante por el oficialismo de Diputados en el Consejo de la Magistratura es Vanesa Siley, alineada por completo con la ex presidenta.
# En Diputados, el titular de la comisión de Justicia -también intervendrá en el debate de la ley de reforma judicial- es Rodolfo Tailhade (de La Cámpora).
# También en Diputados, el presidente de Asuntos Constitucionales -sí, intervendrá en la reforma judicial- es Pablo González, ex vice gobernador de Alicia Kirchner en Santa Cruz y a quien en el kirchnerismo describen como más cristinista que La Cámpora.
Hay yapas que dejan más al desnudo los intereses centrales de la ex presidenta.
# En la comisión de Juicio Político de Diputados la presidenta es la camporista Josefina González.
# El de la bicameral de Fiscalización de los Organismos de Inteligencia, el cristinista Leopoldo Moreau.
# Y el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura no es un albertista sino Gerónimo Ustarroz, hermano de Eduardo «Wado» De Pedro, ministro del Interior y referente de La Cámpora.
En el kirchnerismo explican los movimientos de Cristina Kirchner con una supuesta analogía: «En Brasil y Bolivia hubo una estrategia política para condenar e inhabilitar a Lula y a Evo Morales». Esa posibilidad es la que llevó a CFK a diseñar esa ingeniería en el Congreso, argumentan.
Carlos Galvan/Clarín