La presidenta del Senado, Cristina Kirchner, y su par de Diputados, Sergio Massa, ratificaron su intención de sesionar en ambas cámaras en el corto plazo e instruyeron a sus equipos para buscar los mecanismos que pongan en práctica los debates, con la meta puesta en no vulnerar las normas sanitarias en medio de la pandemia del coronavirus.
En el caso del Senado, la vicepresidenta manifestó su voluntad de debatir virtualmente y para ello envió un pedido de aval constitucional a la Corte Suprema, pero no descartó un debate «presencial» si el máximo tribunal no avala esa solicitud, indicaron a Télam fuentes del entorno de la ex mandataria.
Desde la Cámara de Diputados, Massa, ya adelantó su disposición a concretar una sesión, presencial, virtual, o eventualmente mixta, y anticipó que tiene en carpeta la firma de un acuerdo con ARSAT y con el Renaper para dar validación facial en caso de que se avance en la realización de un debate virtual.
La Corte Suprema habilitó este viernes la feria judicial extraordinaria para analizar el pedido de constitucionalidad sobre una eventual sesión a distancia del Senado, solicitado por Fernández de Kirchner, y trasladó el pedido a la Procuración General de la Nación para que en un plazo de 48 horas emita un dictamen al respecto.
«La vicepresidenta quiere sesionar, si no se puede de manera virtual, será presencial», afirmaron fuentes de su entorno, y aclararon que la decisión de priorizar la sesión virtual es «para no poner en riesgo a más de 70 personas, muchas de las cuales pertenecen a grupos de riesgo», remarcaron las fuentes en relación a los legisladores que superan los 65 años.
La oposición, en ambas cámaras, se expresó esta semana en contra del planteo formulado a la Corte Suprema, al considerar que se trata de una injerencia de un poder a otro que «no corresponde».
En ese sentido, los bloques opositores se pronunciaron en favor de concretar una sesión en forma presencial, para la que podría utilizarse –según dijeron sus voceros–, un teatro o el Centro Cultural Kirchner para respetar las normas de distanciamiento.
Sin embargo, tanto Fernández de Kirchner como Massa se inclinan más hacia la alternativa de un tratamiento virtual de los proyectos que están en elaboración, como el del impuesto a la riqueza, promovido por el jefe de los diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner.
Aunque en el entorno del tigrense no descartan la posibilidad de llevar a cabo un debate en base a un sistema «mixto», que conjugue las metodologías presenciales y virtuales.
Desde el interbloque de senadores de Juntos por el Cambio avisaron que, en última instancia, no se opondrían a una sesión virtual aunque pusieron algunos reparos sobre las formas de validar la votación.
En tanto que la oposición de Diputados, se muestra más cauta al momento de pensar en darle esa alternativa al oficialismo.
Los mecanismos de debate virtual que se llevaron a cabo en ambas cámaras desde que comenzó la pandemia de coronavirus y el consecuente aislamiento social, preventivo y obligatorio fueron mayoritariamente exitosos y permitieron las exposiciones de una decena de ministros en un espacio para que los legisladores expresen sus inquietudes y formulen preguntas.
Sin embargo, una falla en la última videoconferencia que el jueves pasado iba a realizarse en Diputados con la presencia de la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, encendió algunas alarmas en bloques opositores, que insisten en pedir «doble respaldo tecnológico» por si hay alguna falencia en el sistema.
Según explicaron desde la Presidencia de la Cámara baja, la videoconferencia no se pudo realizar por «problemas del servidos a nivel internacional» porque la plataforma utilizada quedó fuera de servicio, escenario que lleva a los opositores más desconfiados a imaginar «un corte en el momento de contar el quórum o de las votaciones mismas».
Igualmente, para modificar los reglamentos y habilitar los sistemas virtuales haría falta al menos una reunión presencial de las comisiones encargadas de dictaminar al efecto y de los plenarios de ambas cámaras para ratificarlo, situaciones que se podrían subsanar con un acuerdo político que permitiera una asistencia mínima y necesaria.
A partir de ese acuerdo, Diputados podría trabajar con 130 de sus integrantes, representando a todas las fuerzas de la Cámara y con los mandatos acordados con sus pares, y el Senado con 37; en lugar de los 257 y 72 que componen ambas cámaras.
Una sesión el total de los diputados, incluso con una fuerte restricción de asesores, implicaría como mínimo la concurrencia de 400 personas en un espacio reducido, esto contando a los propios legisladores, unos pocos asesores, los agentes administrativos, seguridad, taquígrafos y técnicos, entre otros.
Mientras se terminan de analizar las hipótesis, el secretario de Relaciones Parlamentarias, Institucionales y con la Sociedad Civil de la Jefatura de Gabinete, Fernando ‘Chino’ Navarro, aseguró que «el Gobierno quiere y necesita que el Congreso funcione con normalidad en el marco de esta pandemia» de coronavirus y estimó que el Parlamento «va a funcionar a la brevedad».
«El Presidente les planteó -ayer a los legisladores de la oposición- que el Poder Ejecutivo está absolutamente de acuerdo con que el Congreso funcione, pero deberán ellos buscar con qué mecanismo lo harán para respetar las recomendaciones sanitarias en el marco de la pandemia», sostuvo.
Por lo pronto, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y los ministros de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza, son los funcionarios agendados para dar informes ante los legisladores en los próximos días, mediante el método de la videoconferencia que ofrece la aplicación Zoom.