Fin del sueño ruso: Croacia apagó este sábado la gran fiesta de los anfitriones del Mundial e hizo historia clasificándose a la semifinal de Rusia 2018 con un agónico 4-3 en la tanda de los penales tras igualar 2-2 en la prórroga, después de otro empate 1-1 en los 90 minutos.
Con la victoria sobre la sorprendente «Sbornaya», el equipo liderado por Luka Modric dio una prueba de carácter en un partido de poco fútbol que se encendió en el tramo final, y se convirtió en el último clasificado a semis, donde chocará con Inglaterra el próximo miércoles en el duelo por un cupo en la final de Moscú.
Como en el triunfo por penales en octavos ante Dinamarca, el arquero Danijel Subasic volvió a ser el héroe de los croatas al atajar un penal a Fedor Smolov. El brasileño nacionalizado ruso Mario Fernandes envió su penal fuera, después de que el ruso Igor Akinfeev atajara el disparo de Mateo Kovacic.
La noche había empezado de manera soñada para la selección local, que había arrancado «su» Mundial como el peor de los 32 equipos clasificados, y encendió el fuego del alma eslava en el transcurso del torneo, sobre todo tras mandar a casa a España en octavos.
Denis Cheryshev abrió la cuenta con un golazo desde afuera del área a los 31 minutos, pero Andrej Kramaric igualó para Croacia a los 39, en la despedida del torneo del estadio Fisht de Sochi.
Domagoj Vida parecía liquidar las esperanzas rusas tras adelantar a los croatas a los 11 del primer tiempo suplementario, pero Fernandes hizo explotar las tribunas a cinco minutos del final del alargue.
El estadio a orillas del Mar Negro parece abonado a la épica desde los tremendos España-Portugal y Alemania-Suecia de la primera fase. Pese a los pelotazos y el poco fútbol de gran parte del partido, la calurosa noche de Sochi estuvo cargada de sentimientos y emociones desde el comienzo.
«¡Rossiya, Rossiya!», rugía otra vez la eufórica hinchada rusa, de mayoría aplastante entre las 44.000 personas que acudieron.
«Quiénes sino ustedes, cuándo sino ahora», respondieron los fanáticos balcánicos desplegando una bandera gigante en las tribunas antes del silbato inicial, para avisar que Croacia salía dispuesta a escribir historia alcanzando su segunda semifinal en su quinta Copa del mundo, dos décadas después de llegar a esa instancia en Francia 1998.
El guión quedó establecido desde el comienzo. El control era croata, los contragolpes rusos. Akinfeev tuvo que intervenir por primera vez a los 6, pero el Fisht retumbó de emoción con varios arranques rusos, demasiado imprecisos para llevar peligro al arco de Subasic.
Temerarios ante la pegada de los balcánicos, los locales jugaban adelantados, con Dzyuba, Samedov y Cheryshev presionando y luchando cada pelota en el campo rival.
La recompensa llegó a la media hora e hizo explotar las tribunas: Cheryshev recogió una pelota en el borde del área, amagó frente a la defensa rival y soltó un bombazo desde unos 20 metros que se clavó en el ángulo superior derecho de Subasic.
El volante del Villarreal llegó con ello a su cuarto gol en el Mundial, un torneo también sorprendente para él, que arrancó en el debut del equipo conducido por Stanislav Cherchesov.
El empate, sin embargo, cayó poco después como un balde de agua fría en los fanáticos locales, gracias a la superioridad técnica de los croatas. Aprovechando la impericia de la defensa rusa, Mandzucic entró por la banda izquierda y Kramaric anotó con comodidad.
El partido siguió igual en el segundo tiempo, con la alegría en las tribunas y un fútbol pobrísimo en el campo. Croacia manejaba la pelota sin conseguir elaborar, y Rusia no renunciaba a correr.
Ivan Perisic desperdició una ocasión increíble para los dirigidos por Zlatko Dalic poco después de volver del entretiempo, cuando se encontró la pelota en el área tras un caótico despeje de la zaga rusa y la estrelló en la base de un palo con el arco descubierto.
En el tramo final, los gritos de los hinchas rusos se mezclaron también con los abucheos al rival, incapaz de hacer algo frente al arco de Akinfeev.
El alargue parecía no cambiar mucho las cosas, hasta que en un corner Vida consiguió cabecear una pelota que venció a todos. Y cuando la fiesta rusa se acababa, Fernandes levantó a las tribunas. Otra vez épica en el Fisht. Y otra vez Subasic.
Pese a que Akinfeev consiguió mantener a su equipo en el partido tras atajar el segundo penal, el de Kovacic, el resto de los tiradores croatas fueron implacables después de que Fernandes mandara fuera su remate.
Modric, Vida y Rakitic, por último, terminaron con el sueño ruso. Y el regreso de Croacia, dos décadas después. En la lucha por el ticket a la final espera la Inglaterra de Harry Kane.
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