Mientras Argentina pide auxilio financiero al FMI, en el marco de una semana de gran volatilidad económica, teniendo como protagonista a los grandes vaivenes en el tipo de cambio y a su vez, el anuncio del Banco Central de subir la tasa de interés alcanzando el 40% anual, para muchos resulta clave tomar decisiones en materia financiera y comercial.
Al respecto y al ser consultado por Infobae sobre el impacto que tiene la suba del tipo de cambio en el sector agropecuario, el analista de mercados, Fidel Poehls, confirmó: «Para los productores agropecuarios es bueno porque es un sector exportador y siempre es interesante tener un tipo de cambio competitivo. Por lo cual, resulta beneficioso«.
No obstante, Poehls, aclaró que eso no significa que se vaya acelerar la liquidación y las ventas por parte de los productores. Al respecto, argumentó que «ante la incertidumbre y aun teniendo una mejor renta, el hombre de campo tiende a retener». En este sentido, lo comparó con la demanda de dólares, no porque el dólar suba, la gente se va desprender de ellos.
Normalmente tiene un accionar contrario, cuanto más incertidumbre hay con el dólar y sube, la gente tiende a comprar más y no lo aprovecha cuando está barato
La ecuación
Como contrapartida y según precisó el analista, la suba del dólar a nivel internacional genera un efecto bajista sobre el precio de los granos, porque en países que no tienen inflación alta, la devaluación es tomada como un factor que le da rentabilidad al productor y por lo tanto, este va a producir más. Sin embargo, el consumidor va a comprar menos porque tiene un menor poder de compra. En otras palabras, más oferta menos demanda.
Invertir puede ser más caro
Si bien la suba de tasas de interés a nivel local que anunció el Banco Central busca frenar el dólar, Poehls advirtió que «tal medida tiene un impacto colateral, ya que el dinero cuesta mucho más, con lo cual invertir en Argentina se puede volver más caro y puede haber un proceso donde se encarezca el crédito«.
¿Vender o retener?
¡Qué pregunta! Ante este escenario de gran volatilidad macroeconómica, más de un productor tiene la inquietud sobre qué decisiones tomar frente a los cultivos, sobre todo considerando las cuantiosas pérdidas que ha tenido debido a la sequía. Si uno mira la pizarra, el trigo disponible vale USD 250, en este sentido, el analista resaltó que son precios extraordinarios, ya que en diciembre de 2017 el valor era de USD 150.
Según explicó, este incremento se da porque hay un riesgo de desabastecimiento interno del cereal. «Brasil está peleando con la molinería argentina para ver quién se queda con el trigo que aún hay. Pareciera que alcanza muy justo para los dos. Sin embargo, algunos creemos que uno de los dos podría quedar insatisfecho por eso el precio ha tenido una escalada enorme», precisó.
Pero, ¿Hasta donde se puede tirar de la soga? Estando en mayo, ante escenarios muy complicados y con pocos productores que se han quedado con trigo. Frente a esta situación, el especialista recomendó: «Si hay trigo de calidad y el productor se encuentra en zona norte que es donde menos cereal queda y donde más demanda molinera existe, no hay que desesperar por venderlo, pero hay que administrar el riesgo».
En cuanto al trigo nuevo, reconoció que es una decisión difícil porque lo están pagando USD 200 y es un precio realmente muy bueno para cosecha. No obstante, alertó: «La cuestión es si hay un efecto contagio con el viejo, porque si se sigue disparando el precio del trigo disponible puede haber un arrastre con el precio del trigo nuevo«.
En cuanto a soja y maíz, según comentó el analista depende pura y exclusivamente de lo que ocurra en Estados Unidos, sin embargo en Argentina tanto en soja como maíz se perdió el 30% de la cosecha, en maíz todavía no se sabe, pero es probable que así sea. Como consecuencia, para Poehls en un escenario de una pérdida productiva argentina tan grande, es un año en el cual seguramente la suba de precios sea mucho más frecuente y más elevada que otros.
Si hay un momento en el cual puede aflojar un poco, es ahora, debido a por la presión estacional de la oferta, después de haber tenido una sequía durante febrero y marzo, llovió 200 mm entre fines de abril y principios de mayo en gran parte de la región productiva argentina con lo cual tampoco deja respirar mucho los precios. En síntesis, Poelhs recomendó «aguantar».
«Realmente, aquel productor que pueda aguantar este año se va a ver beneficiado. Siempre hay que ver la coyuntura, pero a la larga, la falta de oferta va a ser que los precios estén altos».
Fuente: Infobae