Cuáles son los sectores que mejor y peor pagan en la Argentina

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“No estudies eso que te vas a morir de hambre”. La frase fue pronunciada por más de un abuelo o una madre cuando escucharon las carreras a las que se querían dedicar sus nietos o hijos. La vocación a veces es más fuerte y cada persona hace su propia carrera única respecto del resto, pero existe una realidad: hay sectores que pagan mejor y otros, peor. Claro que una decisión de carrera no se toma únicamente por el ingreso, pero estos datos pueden ayudar a hacer una elección más informada.

Hay datos oficiales del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI, dependiente de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo) que pueden servir para entender el panorama sectorial de los salarios. Tienen cierto rezago, ya que la última información disponible es de octubre de 2022, pero son útiles para pintar un escenario de las diferencias salariales entre las distintas industrias.

Los datos tienen en cuenta los salarios brutos (antes de aplicar los descuentos) de trabajadores formales de empresas públicas y privadas.

El ganador indiscutible es el sector de petróleo y minería, con sueldos brutos de $494.848, muy por arriba del promedio de mercado por aquel entonces, de $158.636. Luego, sigue el suministro de electricidad y gas, con salarios brutos promedio de $339.502. Completan el podio las finanzas y seguros, con salarios brutos de $307.847.

En contrapartida y bien abajo en el ranking, están los salarios de alojamiento y gastronomía, que en octubre del año pasado eran de $79.992 brutos, seis veces menos que los trabajadores del sector de petróleo y minería. Sigue el sector de enseñanza, con $87.278, y agro y pesca, con $105.327.

TN se contactó con autoridades del CEP XXI para conocer el análisis que la institución hacía de estos datos, pero prefirieron no hacer comentarios al respecto.

Según el economista Ricardo Delgado, de la consultora Analytica, a grandes rasgos los datos de salarios sectoriales aportan tres datos. Por un lado, “la productividad del trabajador, cuánto aporta en términos de su sector”. Por otra parte, “el poder de negociación sindical que tiene ese sector” y, en tercer lugar, la “calificación”. En este punto, da el ejemplo de la construcción, donde el promedio de trabajadores es de baja calificación.

Además, señala que hay algunos sectores que engloban realidades muy disímiles cuando se hace “doble clic” sobre la diversidad de empresas y especialidades que la integran, como el comercio y la industria. Por último, indica que hay un tema importante a la hora de mirar salarios por sector y es cuánta informalidad reside dentro de cada industria y, por ende, cuánto poder real sindical.

Entonces, ¿hay que tener estos datos en cuenta a la hora de elegir carrera? Para Andrés Hatum, profesor en Management y Organización en la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella (UTDT), “a los 17 o 18 años, cuando una persona elige carrera, con suerte tiene la capacidad de elegirla. Muchos chicos se orientan por el ejemplo que recibieron en su familia, pero hay que ser conscientes de algunos temas si uno tiene una vocación muy fuerte”, resume.

En ese sentido, considera que cualquiera puede elegir la carrera que quiere, claro, pero que hay que ser conscientes de que hay disciplinas que son de más difícil inserción en el mercado, como las artísticas. “Si hay una vocación, hay que seguir la vocación, pero también entender las consecuencias que tiene la elección de la carrera”, indica.

Por otro lado, recomienda analizar cuál es el nivel de especialidad que se puede alcanzar. “Si uno entiende y sabe exactamente qué quiere hacer, buenísimo, porque la especificidad paga más en el mercado: mientras más técnico seas, por ejemplo, en tecnología, mayor récito. Si, en cambio, elige algo más generalista porque no sabe bien lo que quiere, puede elegir una carrera como administración de empresas y luego especializarse en estudios de posgrado para tomar una definición”, concluye.

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