Román -que fue ascendido de Capitán a Mayor por el ministerio de Seguridad tras el operativo- ofreció por radio Nacional un pormenorizado relato de cómo se desarrolló el procedimiento, que se inició en la madrugada del martes 14 de junio en General Rodríguez.
«Llegamos a las 4 de la mañana por un llamado del 911 advirtiendo que una persona estaba tirando bolsas para el lado del monasterio y había un vehículo estacionado en diagonal afuera, con las luces prendidas. Tardamos tres minutos en llegar al lugar», contó Román.
El policía relató que lo primero que hizo junto a otro compañero que lo acompañaba fue revisar el auto y tocar el timbre en el portero eléctrico del monasterio.
«Al principio no atendió nadie y de repente del costado sale un muchacho que nos hace señas. Era el testigo Jesús que llamó al 911 y estaba escondido en su domicilio. Entonces seguimos tocando el timbre y hasta prendimos la sirena», dijo.
A continuación, llegó al lugar un segundo móvil policial y de pronto «se escucha la voz de una monjita de avanzada edad que habla desde el portero diciendo que estaban bien, que no había entrado nadie y que iba a consultar a la madre superiora».
«Como a los 10 minutos nos abre el portón de ingreso y viene caminando hacia nosotros un hombre comiendo scons», que resultó ser el ex secretario de Obras Públicas del kirchnerismo, quien -según relató el policía- «se reía y no parecía estar en sus cabales».
«Entonces le digo en broma que me había llamado el papa Francisco que quería saber que había en esas bolsas que tiró adentro del convento, y ahí dejo de hablar», contó el policía, que, a continuación, ingresó al lugar junto a una mujer policía y lo primero que vieron tirado en el piso del hall de entrada fue un arma.
Ante ese panorama, el oficial de la policía bonaerense decide volver a salir al portón, donde -según relató- «lo agarro por un brazo a López, que estaba muy nervioso, y con dos efectivos más le pusimos los ganchos», en referencia a las esposas.
Al ingresar nuevamente, el policía accedió a hablar con la madre superiora, la hermana Alba -de 95 años- que le cuenta que el hombre -de quien no recordaba el nombre- «le fue a pedir perdón porque había robado plata que era para ayudar al monasterio».
Siempre según el relato del oficial, luego se dirigen a un cocina donde encuentran «unas bolsas con relojes y joyas, y unos bolsos con semejante barbaridad de plata que nunca había visto antes y la monjita hizo un gesto como de caerse de espaldas», por la sorpresa que la causó semejante hallazgo.
Por último, ante una consulta, Román -quien estuvo 30 horas dentro del monasterio afectado al operativo de contar todo el dinero- dijo desconocer el motivo por el cual las religiosas no querían abrirle en un primer momento.
Fuente: Telam