La euforia por la décimo primera medalla de oro para la delegación albiceleste fue en aumento cuando los protagonistas de la jornada, Fernanda Russo y Julián Gutiérrez, concluyeron su producción con 499.2 puntos. La cifra que sumó el binomio argentino superó a Estados Unidos (498,5) y México (432,9), que completaron el podio.
«Estamos con una alegría inmensa. Todavía estamos emocionados, porque hacía 16 años que no se conseguía una medalla en rifle y 12 en los Juegos Panamericanos», le dijo a Infobae Ariel Martínez, el hombre que lidera al equipo que cumplió su objetivo gracias al talento de sus deportistas y la picardía de su entrenador.
Fanático de Estudiantes, el coach aplica su esencia pincharrata en todos los aspectos de su vida diaria. «Como por una cuestión de marketing y protocolo no podemos usar la camiseta, me la pongo debajo del uniforme para que esté presente», reveló el entrenador que sigue la filosofía bilardista con una pasión absoluta.
El ejemplo más claro fue el que se observó en Lima, donde se prometieron salir al Polígono Las Palmas con unas pelucas albicelestes que llamaron la atención de todos los presentes.
Incluso la de las rivales. «Cuando nos juntamos en San Carlos, las chicas nos dieron unas pelucas y nos preguntaron si nos animábamos a usarlas durante la competencia. Fue una estrategia que valió la pena porque en un momento me vio la americana y después bajó su calificación. Tal vez se desconcentró o perdió el foco», reveló entre risas.
Para Álvarez la definición del certamen tiene un aspecto mayoritariamente psicológico. «En una final es 90% de la cabeza y 10% de técnica», argumentó el líder del equipo que celebró en la capital incaica la presea más codiciada.
«Fernanda trabaja mucho con Marcelo Roffe en ese aspecto, que es un profesional de muchísima experiencia que acompañó a José Pekerman en la Selección juvenil, Toluca y Colombia», deslizó el coach. «Nos ayuda a tener otra perspectiva de lo que se puede hacer para potenciar a los chicos, porque no solo hay errores técnicos que podamos corregir», agregó.
La «técnica de las pelucas» no fue la única en Perú. Sin embargo, cuando Infobaequiso indagar más sobre la fórmula del éxito y sus rituales, Martínez optó por la cautela: «Cuando desarrollamos la preparación en San Carlos nos juntamos en la plaza y nos dijimos todo lo que nos teníamos que decir. Pensamos mucho en lo que íbamos a hacer acá, pero te lo cuento cuando me retire. Si te lo llego a decir, voy preso».