Con matices, José De Mendiguren no oculta sus coincidencias con el Gobierno nacional y discrepa con otros sectores dela Unión Industrial Argentina (UIA) “A veces la gente no tiene memoria. El argentino no hubiese vivido lo que ha pasado si hubiéramos aprendido de los errores. No hacen el click de la diferencia. No se puede negar que estamos mejor. Pero no hay recuerdo, no queda eso en el imaginario. Lo que queda es que siempre se va por más, que hay una tendencia a las soluciones mágicas”, sostuvo el dirigente empresario.
De Mendiguren considera que “hoy está absolutamente garantizada la gobernabilidad política y económica. Antes no teníamos ni política y había un desbande o descontrol absoluto en lo económico” y que en el pasado, la multiplicidad de planes económicos tornaban en el campo del imposible la política industrial.
“Hay que tener en cuenta que entre 1976 y 2001la Argentina fue el país del mundo con mayor volatilidad macroeconómica, que no solamente no creció, sino que se des-desarrolló. Fue un país que ensayó cinco, seis modelos económicos esotéricos. Un industrial, que vive esencialmente del largo plazo, ¿cómo sobrevive a eso?”, dijo además, en declaraciones al diario Página 12.
«Es importante el consenso. A veces los argentinos gastamos palabras. Debe haber consenso detrás de objetivos concretos. Y cuando los consensos no puedan lograrse, debe haber una metodología para resolver los disensos«, afirmó el empresario por Radio 10.
Asimismo, De Mendiguren aseguró que el tren del desarrollo está pasando de nuevo. Es hora de que no lo dejemos pasar. Después de la crisis de convertibilidad, se inició un proceso de crecimiento muy fuerte. Esto debe conducir a un proceso de desarrollo económico. Debe producirse un cambio en la matriz productiva, que debe agregar valor. Esto resolvería la desigualdad enla Argentina.Enel largo plazo debe cambiarse ese cambio de la matriz productiva. Hay que continuar en esa línea y en ese proyecto«.
También mostró sus discrepancias al señalar que “a veces veo que el Gobierno se enoja porque no hay inversiones en la medida en que debería haber. Más que enojarse deberían preguntarse ¿por qué será? ¿Qué le pasa al empresario, qué le preocupa? ¿Por qué no se juega más? Yo creo que hay que mandar señales más claras de que esto viene para quedarse”.