Tras varios meses de una ardua tarea investigativa, efectivos de la fuerza nacional tenían información concreta sobre la función que cumplía cada una de las viviendas requisadas -todos sus moradores familiares entre sí- en el negocio de las drogas.
Con orden del juez Federal, Dr. Guillermo Molinari, los uniformados ingresaron a los inmuebles y en la requisa secuestraron tres plantas de marihuana -que eran conservadas en macetas- ladrillos de cocaína y gran cantidad de dinero en efectivo.
Según se pudo saber, los investigadores confirmaron que una de las viviendas era utilizada como «depósito» de la sustancia tóxica. Allí se la «enfriaba» y luego era distribuida a las otras residencias, donde realizaban la venta «al público».
Del interior de los domicilios, además de la sustancia encontrada, los efectivos secuestraron chips, gran cantidad de teléfonos celulares, cuchillos con resto de cocaína -lo que hace presumir que antes habían estado fraccionando dicha sustancia- licuadoras, un automóvil, una motocicleta y otros elementos relacionados a la causa.
Mientras los efectivos realizaban las tareas correspondientes, a dos cuadras del lugar, otros uniformados advirtieron la presencia de un sujeto al que estaban buscando, por lo que lo interceptaron en la vía pública.
En el lugar se hizo presente un centenar de amigos y familiares del sujeto quienes comenzaron a arrojar piedras y palos y un proyectil impactó en la cabeza de un funcionario que realizaba el procedimiento. Ante la violenta situación y al ver que los efectivos eran superados en número por los revoltosos, de inmediato se pidió colaboración al personal de la División Prevención Nº5.
Dos móviles con dotación completa coparon el lugar y de esa manera la fuerza nacional pudo finalizar los procedimientos. El magistrado actuante ordenó que se detenga al sujeto interceptado en la vía pública y todos los secuestros sean trasladados a la base de la mencionada dependencia policial.
Fuente: el liberal