Bertogg sostuvo que esa situación confirma la tendencia que se observa desde los últimos cinco años, que es «que los desastres secundarios generan pérdidas en los seguros en cada rincón del mundo».
Las tormentas invernales de febrero en Europa costaron u$s3.500 millones a las compañías de seguros, según estimaciones de Swiss Re, el grupo que cumple el papel de asegurador de las aseguradores.
La factura por las inundaciones en Australia tras las lluvias torrenciales de febrero y marzo fue de u$s3.500 millones «por el momento», precisó la empresa.
En tanto, los cambios climatológicos que se están produciendo en el mundo exacerban e incrementan el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos. El aumento de la temperatura del aire y del agua provoca un aumento del nivel del mar, potentes tormentas, fuertes vientos, sequías e incendios más intensos y prolongados, e intensas precipitaciones que dan lugar a inundaciones.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se estima que para 2030, adaptarse al cambio climático y hacer frente a los daños que supondrá costará a los países en desarrollo entre u$s140.000 y 300.000 millones al año.
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