Los despidos en áreas públicas llegaron a la Casa Rosada. La Secretaría General de Presidencia, que depende de Fernando de Andreis,desvinculó a 54 personas, según confirmaron hoy a LA NACION fuentes en el Gobierno.
Desde la cartera gubernamental aseguraron que los cesanteados recibieron los correspondientes telegramas de despido «esta semana».
Los despidos se conocieron esta mañana temprano, cuando decenas de personas, que dijeron cumplir tareas en Balcarce 50, denunciaron en declaraciones a la prensa y en redes sociales que no pudieron ingresar, ya que su nombre figuraba en una lista de cesanteados.
«No somos camporistas, ni nada», se quejaron desde la puerta de la Casa Rosada, en diálogo con radio La Red.
«Hay diferentes casos, desde gente que nunca fue hasta gente que no cumple horarios ni tareas. Cada área de la Secretaría hizo su relevamiento», fue el argumento oficial.
Hay quienes en la sede del Gobierno sumaron más dramatismo a la situación de los empleados. «Llegan a 700, entre Jefatura de Gabinete y Secretaría General, todos tenían contratos renovables», denunció un trabajador con 20 años de antigüedad.
Los despidos en Casa Rosada se conocen el mismo día en que está convocada una «marcha de los ñoquis». En las redes sociales circula desde hace días el llamado a una manifestación contra la administración de Mauricio Macri, que según estimaciones habría despedido a más de 20 mil personas en todo el país.
«Ni un despido más», es la consigna de la manifestación a las 18 en Plaza de Mayo. También habrá una marcha frente al Centro Cultural Néstor Kirchner por la reincorporación unas 600 personas.
Ayer se conoció la rescisión de 140 contratos en Fabricaciones Militares, uno de los organismos descentralizados del Ministerio de Defensa, y 47 en el Banco Central, que dirige desde diciembre Federico Sturzenegger.
Vvarios de los despidos en el Banco Central fueron comunicados telefónicamente. Según denuncian los trabajadores, las medidas son por «motivos políticos», que asocian al hecho de que la mayoría ingresó durante la gestión de Alejandro Vanoli.
Mauricio Caminos- Mariano Obarrio/LA NACION
