Destruyeron un pedazo de La Banda para cimentar las vías de un tren que promete “desarrollo”

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El patrimonio arquitectónico es considerado parte indisoluble del origen y de la memoria física de un pueblo. Para que el patrimonio se considere cultural, el conjunto de bienes que lo forman debe poseer “un valor excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte y de la ciencia, lo que los hace dignos de ser conservados por las naciones y conocidos por la población, a través de las generaciones como rasgos permanentes de su identidad” (doctor Edwin R. Harvey, UNESCO).

Sin duda, uno de los símbolos arquitectónicos y culturales de La Banda es la estación de trenes, ya que el crecimiento y desarrollo de esta ciudad fue gracias a la llegada del ferrocarril promediando el año 1887.

Así se levantó majestuosa la estación ferroviaria que no sólo trajo progreso, pues hizo de La Banda una sociedad cosmopolita con la llegada de miles de inmigrantes en busca de un porvenir.

Los años transcurrieron y cada símbolo de la actividad ferroviaria -que era sinónimo de progreso- fue quedando casi en el olvido ante decisiones políticas que negaron, por un tiempo, a cientos de poblaciones poder contar con el tren.

En la década del noventa, a nombre del progreso para la ciudad se abría un nuevo paso a nivel el denominado “Paseo del Siglo”. La obra significó la destrucción de la plataforma giratoria, parte del andén  y los baños originales construidos allá por 1887/88.

Un par de años más tarde, un tornado “arrancó” parte del tinglado que protegía al andén y ninguna autoridad dispuso el arreglo del sector.

Ya en el año 2000, uno de los galpones donde se realizaban los arreglos de las locomotoras fue incendiado intencionalmente, la noticia sólo ocupó las páginas de policiales, pero nadie se movilizó para exigir que se investigue tamaña destrucción a la historia bandeña.

Después llegaron las refacciones al edificio de la estación propiamente dicha que incluyó un cambio de color en su fachada, alejándose por completo al patrón establecido en Europa a finales del siglo XIX, ya que la obra estuvo a cargo de arquitectos ingleses.

En el año 2015, un nuevo incendio intencional terminó con otro símbolo como lo fue el Gabín, espacio físico desde donde se manejaban todos los controles de las vías para las maniobras. Hasta la fecha, ese espacio no fue restaurado pese al compromiso asumido por las autoridades municipales actuales.

Hoy la llegada de la obra “El Tren al desarrollo” le da sentencia de muerte al histórico Alto Nivel, obra que fue levantada en 1910 como puente unión entre el sector este y el oeste, cuando el tren los dividía a su paso solemne.

La obra impulsada por el gobierno de la provincia, no ha previsto en su planificación que al tocar el Alto Nivel (ya que se lo cortará) está destruyendo parte de la historia y  la identidad de un pueblo netamente ferroviario.

El tren al desarrollo es un intento de atractivo turístico que puede beneficiar a otras ciudades sin duda, pero no a La Banda porque el silbido de la locomotora forma parte de nuestro ambiente natural. A los bandeños nos dicen “olor a tren”, entonces para qué nos sirve una formación pequeña transitando a una cierta altura si vemos a diario pasar a trenes de verdad.

Hay quienes tratan de defender esta obra subrayando que el Alto Nivel era una ruina de hierros y quizás tengan razón, durante muchos años las autoridades nada hicieron para restaurarlo pese a los pedidos y proyectos aprobados en el legislativo local.

Sin embargo, esta situación no les da derecho a destruir un Monumento Histórico, un pedazo de La Banda para cimentar las vías  de un tren que nos promete “desarrollo”.

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