Diez razones de por qué Ford vs. Ferrari es candidata al Oscar como Mejor Película

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A más de 53 años del estreno de Grand Prix, la madre de todas las películas de automovilismo, que estaba basada en la Fórmula 1 de los años sesenta y que fue ganadora de tres Premios Oscar a Mejor Montaje, Mejor Sonido y Mejores Efectos Sonoros; este deporte tiene por primera vez la chance de recibir una de las principales estatuillas de La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Se trata de la nominación a Mejor Película que recibió Ford vs. Ferrari y que cuenta el duelo de marcas en las 24 Horas de Le Mans de 1966, donde la casa del Óvalo buscó que por primera vez gane allí un auto estadounidense.

El film fierrero dejó afuera de los finalistas a Rocketman o The Two Popes, aunque hoy la tendrá dificil porque deberá medirse ante Historia de un matrimonio, Mujercitas, Joker, The Irishman, Once Upon a Time in Hollywood y 1917. Más allá de eso, llegar a esta instancia final es más que meritorio y resulta un hecho inédito para una película de automovilismo.

Este largometraje se estrenó en la Argentina el pasado 14 de noviembre y aquí como en todo el mercado hispano se llamó “Contra lo imposible”. En Europa se denominó “Le Mans 66”. Fue dirigido por James Mangold y protagonizado por Christian Bale y Matt Damon.

También consiguió otras tres nominaciones que son Mejor Edición, Mejor Mezcla de Sonido y Mejor Edición de Sonido. Tiene con qué quedarse con alguno de esos galardones. A continuación, las razones que tiene para Ford vs. Ferrari para intentar hacer historia en la entrega de los Oscar. Sin llegar a “spoilear” los puntos principales, estos son los detalles de su historia que fue contada en la pantalla grande. El automovilismo tiene su cita con la gloria en Hollywood. Será difícil, tanto como la patriada que Ford quiso hacer en Le Mans en aquella ocasión.

Detalles

Más allá de algún cambio en la historia el contexto de la época es tal cual se muestra. La caracterización de los personajes, los lugares, desde la fábrica de Ford hasta el taller de Shelby o los circuitos donde Ken Miles empieza a demostrar por qué es digno merecedor de tener una chance en Le Mans o el mismo autódromo de Daytona, cuya escena en realidad fue filmada en el óvalo de Fontana, en California.

Protagonistas

Es soberbia la labor de Christian Bale interpretando a Ken Miles, un inglés que fue mecánico de tanques en la Segunda Guerra Mundial y que luego se hizo piloto y atendió su taller en los Estados Unidos. Es el que vive el punto culminante de la película. Lo propio la faena de Matt Damon haciendo de Carroll Shelby, el ex piloto, diseñador y dueño del equipo de competición que prepara los Ford GT para Le Mans. En un momento la producción analizó los nombres de Tom Cruise y Brad Pitt. No fue posible y el dúo que tomó su lugar no tuvo nada que envidiarles.

Reconocimiento

Dos figuras importantes del automovilismo estadounidense tuvieron su lugar en la pantalla grande y es una especie de homenaje. Shelby venció en Le Mans en 1959 con un Aston Martin DBR1, pero tuvo que retirarse a los 37 años por una enfermedad coronaria. También trascendió por su gran creación, el AC Cobra, su mítico auto deportivo y que en la edición de Le Mans de 1964 logró terminar la carrera con dos corredores estadounidenses, Dan Gurney (otro grande que también fue dueño de equipo y preparador) y Bob Bondurant. Lo mismo para Miles quien en vida no tuvo un merecido reconocimiento que recién llegó 35 años después de su muerte cuando ingresó en el Salón de la Fama del Deporte Motor de los Estados Unidos.

La historia

La base del relato es correcta. El punto de partida de la rivalidad entre las marcas surge cuando Enzo Ferrari decide no venderle en 1963 su fábrica a Ford, que le puso como condición estar a cargo también de su equipo de carreras. Al poco tiempo Fiat adquirió la casa de Maranello, pero le dio independencia en la parte deportiva. La mayoría de lo cuenta en la película es verídico, aunque como suele pasar en un film algunos hechos fueron modificados para darle dramatismo a la historia. Por caso, Miles sí estuvo en la edición de 1965 de Le Mans (abandonó por rotura de la caja de cambios) a diferencia de lo que se muestra.

Guión

Dura más de dos horas y media (155 minutos) y es atrapante. No hace falta ser amante del automovilismo para que alguien se enganche. Incluso en la etapa previa a la carrera en Le Mans donde se cuentan los ensayos del Ford GT y su desarrollo, se explica con claridad cuáles son las variantes que se van probando para lograr que el auto sea lo más rápido posible. Además, cómo confluyen Miles y Shelby con dos personalidades distintas, aunque sin perder el foco de poder cumplir con el objetivo que es intentar ganar en Le Mans. Cómo uno se juega por el otro y la correspondencia entre ellos.

Autos y Le Mans

Esto es determinante a la hora de analizar una película de otros tiempos y en especial las que son sobre automovilismo. Es cierto que hubo una gran inversión en la producción y se nota la indagación histórica para no pifiarle a ningún detalle. Sin embargo hay que destacar que esas decenas de millones de dólares puestas para su realización fueron bien manejadas. Primero, cómo fueron reproducidos los autos, que son tal cuales como lucieron en esa edición de las 24 Horas. En especial las “estrellas”, el Ford GT40 Mk.II y la Ferrari 330 P3. El circuito que se muestra, en particular, es un calco del escenario francés de entonces con más de 13 kilómetros de extensión. La estructura interna de sus boxes, la falta del guardarrail que después separó la recta principal de los garajes y que hoy ocupa el muro, las publicidades, su larga recta Mulsanne que en esos tiempos llegaba a seis kilómetros y estaba rodeada de árboles, tribunas (se fabricaron algunas de madera iguales a las de la época) y cómo eran los accidentes en ese entonces. A su vez toda la recreación del ambiente y clima con las diferencias horarias de la competencia, la tarde, la noche y el amanecer. Para reproducir Le Mans los responsables del film visitaron el autódromo francés con el fin de conocer sus detalles y luego las escenas de carrera se filmaron en California y Georgia. Este largometraje es una máquina del tiempo perfecta.

Sonidos

Para un fierrero este tema también es de “vida o muerte”. Es impecable la realización del rugido de los impulsores de ocho y doce cilindros. Una sinfonía que invita a cerrar los ojos frente a la pantalla y que sea un mimo para los oídos. Es una reproducción tal cual de cómo era la otra rivalidad de entonces, la mecánica europea contra la norteamericana.

“Quería que mis equipos de efectos y sonido se sintieran influenciados por las películas Le Mans con Steve McQueen o Grand Prix”, dijo el director Mangold al sitio VFX Voice. Puede estar satisfecho que cumplió con esa meta.

Realismo

“Pusimos todo nuestro esfuerzo en hacer sentir que todo sea ciento por ciento real”, agregó Mangold. Es otro logro del filme que consiguió darle el realismo necesario sin tener que abusar de los efectos especiales. El director de fotografía, Phedon Papamichael, afirmó que “se fabricaron 30 autos distintos, con diseños especiales cada uno, para poner los dispositivos de cámara y movimientos y así dar la sensación verdadera de conducción, sin recurrir a pantallas verdes o efectos digitales en las escenas de acción con los coches”. Otro mérito fue cumplir con el desafío de transmitir la sensación de velocidad de los autos en espacios abiertos. Esto se plasmó subiendo a los autos a una especie de tráiler que estaba montado sobre otro vehículo que era conducido a alta velocidad por un especialista. Entonces los actores solo hicieron los movimientos de conducción, no manejaron, pero experimentaron de alguna forma el ir rápido sobre un coche de carrera.

A la altura de las mejores

En películas de automovilismo había un póker de ases que integraban la mencionada Grand Prix; Winning (1969), que trata de las 500 Millas de Indianápolis; Le Mans (1971), también sobre las 24 Horas; y Rush (2013), que recrea el histórico duelo de Niki Lauda (Daniel Bruhl) y James Hunt (Chris Hemsworth) en la F-1 en 1976. Las tres primeras tienen el mérito en su realización de no haber contado con la tecnología actual para recrear tal cual cómo era la competición y sus coches en cada caso. En Winning y Le Mans los propios actores, Paul Newman (también fue piloto y tuvo su equipo de competición) y Steve McQueen, en ese orden, manejaron los autos de carrera verdaderos a alta velocidad. Pero ahora habrá que hablar de un quinteto que lo completa Ford vs. Ferrari que está a la altura de estos antecedentes. Son filmes que no deben faltar en la videoteca de un tuerca.

Su éxito

Tuvo un costo de producción de 97.600.000 de dólares. Su taquilla fue a fondo, como los autos en Le Mans. Solo en los Estados Unidos y Canadá en su estreno quedó en el primer lugar y tuvo una recaudación de 31.000.000 de dólares. En esos países sumó una ganancia total de 113.100.00 de dólares. En otras naciones llegó a 102.900.000 de dólares. Es un global de 216.000.000 de dólares. Ya ganó 17 premios en diferentes festivales de cine. Ahora va por los Oscar.

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