“Libre o preso, Lula será el nuevo presidente de la república federativa del Brasil.” Con esas palabras la ex mandataria Dilma Rousseff –se la presentó como la actual presidente constitucional del Brasil– cerró hace minutos el acto en la Feria del Libro en el que colmó la Sala Borges con más de 1.100 personas que mostraron entusiasmo por escuchar su palabra.
Su discurso de casi una hora hizo hincapié en las irregularidades que se cometieron en el proceso judicial que comandó el juez Sergio Moro en Brasil y que culminaron con la detención de Lula, firme candidato en las próximas elecciones presidenciales que se harán en octubre. “Nadie denuncia las condiciones de detención de Lula”, se quejó la ex mandataria, al resaltar el aislamiento que padece en una sala de 15 metros cuadrados en el cuarto piso de la sede de la Policía Federal en Curitiba. “Un premio Nobel de la Paz, como Adolfo Pérez Esquivel, fue impedido de visitarlo; lo mismo le pasó al teólogo Leonardo Boff”.
«Temo por la vida de Lula, temo por la comida que ingiere y el agua que toma, temo porque impidieron que lo visite un médico», agregó.
Rousseff llamó a que los movimientos populares se mantengan atentos y unidos para frenar la decisión judicial que calificó como “locura política” y que, según expresó, formaría parte de una avanzada sobre toda América latina de los sectores concentrados del poder económico.
Además de resaltar la inocencia de Lula, Rousseff alertó sobre el uso de la Justicia con fines políticos para perseguir opositores, a pesar de que no aparezcan pruebas contundentes en los procesos judiciales.
Su repaso comenzó con una referencia a lo que calificó como “golpe parlamentario”, el proceso que terminó con su destitución como primera mandataria el 31 de agosto de 2016 y que, dijo, había comenzado antes en Honduras -con la remoción de Manuel Zelaya- y en Paraguay -Fernando Lugo-.
El acto se había convocado para presentar el libro que en el país edita la Fundación Octubre -de Víctor Santa María, titular del sindicato de encargados de edificios y presidente del PJ Capital- con Editorial Boitempo y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), además del diario Página 12 (propiedad del sindicato que dirige Santa María). Ese texto presenta el testimonio personal del expresidente brasileño y se titula La verdad vencerá, el pueblo sabe por qué me condenan.
La totalidad del acto -que con varios oradores superó las tres horas- estuvo dominada por el grito de “¡Lula libre! ¡Lula libre! ¡Lula libre!”, que retumbó en diferentes momentos. También, se escuchó el cantito que recorrió las canchas este verano contra el presidente argentino. Pese al entusiasmo de un auditorio que estuvo a punto de ser desbordado por la cantidad de gente -algunas personas tuvieron que seguir el discurso desde afuera- conspiró contra la participación del público que la expresidenta brasileña hablara en portugués sin intérprete.
Abrazo. Dilma Rousseff con Estela de Carlotto en la Feria del LIbro. /Maxi Failla
Antes de Dilma, hablaron Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, el ya mencionado Pérez Esquivel, el ex presidente colombiano y ex titular de la Unasur Ernesto Samper -que lamentó la virtual disolución de ese organismo, luego de que varios países, entre ellos Argentina, suspendieran su participación-, y el político mexicano Cuauhtémoc Cárdenas.
Hubo un representante religioso: el obispo auxiliar de la Ciudad de Buenos Aires, Gustavo Carrara, sacerdote destinado a la tarea pastoral en las villas porteñas.
Del arco político local, se sumaron y dirigieron sus palabras desde el estrado el titular del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez -intendente de Merlo- la diputada Victoria Donda, el senador Pino Solanas y el dirigente massista Felipe Solá, además de los sindicalistas Víctor Santa María y Hugo Yasky. El mensaje de todos ellos fue unívoco: la causa de Lula representa una ofensiva regional que, según dijeron, busca arrinconar a los movimientos populares.
Fuente: Clarín