Joana Nagnug, de 29 años, docente de música, fue condenada tras un juicio abreviado en el que fue declarada culpable por contactar a un alumno suyo -cuando éste tenía 13 años- a través de WhatsApp, entablar una conversación de índole sexual y luego acordar un encuentro, el cual no llegó a concretarse.
En sala 10 de la Oficina de Gestión Judicial del Centro de Justicia Penal Rosario, la jueza de primera Instancia doctora Hebe Marcogliese resolvió homologar el procedimiento presentado por la Fiscalía y aceptado por la defensa, el cual condena a Nagnug a pagarle $ 600 de indemnización al menor que actualmente tiene 14 años.
La docente también fue condenada a la pena de 1 año de prisión, que no será efectiva si cumple con una serie de reglas de conducta: someterse al control del Servicio Post-Penitenciario, presentándose este organismo mensualmente, abstenerse de acercarse a menos de 200 metros de la víctima, realizar tareas comunitarias no remunerativas en una iglesia por el delito de Grooming y abonar la suma mencionada.
Cómo se desencadenó todo
El suceso se desencadenó el lunes 16 de septiembre de 2018, cuando la madre del menor observó que su hijo, a quien le permitía utilizar el celular en ciertos horarios, estaba conversando hacía rato con alguien por WhatsApp. Cuando decidió sacarle el aparato y revisar los chats, contestó algunos de los mensajes que recibía de un número haciéndose pasar por él y descubrió que se trataba de su maestra de música, en la escuela primaria Nº 63, en la zona este de Rosario.
Ese mismo día la docente había intercambiado números con el menor y le escribió por la tarde, fuera del horario escolar, diciéndole que en ese momento podían hablar porque su marido dormía. La respuesta de la madre originó una conversación en donde la maestra le pidió fotos, le envió mensajes sugestivos y le insistió para coordinar un encuentro.
“Estuvieron hablando desde las 7 de la tarde hasta las 10. Yo me hice pasar por mi hijo y la conversación siguió hasta la 1 de la mañana”, había declarado Carolina, la madre del adolescente, en aquel entonces. “Ella me preguntaba ¿Y? ¿Nos vamos a ver el jueves? ¿Qué le dijiste a tu mamá para vernos?. En algunos mensajes hay errores que yo trataba de poner para que pareciera que era el nene”, agregó.
Carolina, simulando ser el menor, le insistió a la maestra que le envíe una foto para conocer su identidad. “Acá estoy con mi bebé”, accedió la docente con una foto con su hijo. “Tus hermanos van a decir: ¿Qué hacés con una foto de la seño?”‘, escribió en otro mensaje. “En serio, si la ven se pudre todo”.
La madre se dirigió rápidamente a la escuela en donde denunció a Nagnug por acoso ante las autoridades educativas. Frente a ella, la profesora de música negó lo ocurrido, a pesar de que la madre exhibió los chats. El colegio la suspendió ese mismo día y el Ministerio de Educación provincial la apartó de su cargo, en esa escuela y en las que efectuaba reemplazos.
“Te quiero a vos, besarte todo”, le escribió en uno de los mensajes. “En la esquina por Pellegrini. Esperame ahí y nos tomamos un taxi, yo pago, vos no te preocupes”. Además, insistía en que le enviara fotos y piropos: “Ni una foto tuya me mandaste al final”, escribió. “Ni un hola linda, amor, nada. Qué feo”.
“Nosotros le decíamos ¿Quién no se enamoró de una maestra?’ para que él entre en confianza. Lloró un montón y recién después pudo hablar un poquito y sonreír”, había manifestado la madre durante aquellos días.
La fiscal Alejandra Raigal, de la Unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual, fue quien imputó a Nagnug tras comprobar el contacto y la intención que había tenido la docente con el alumno hace casi un año.
El Tribuno