El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes que sacará tanques a las calles de Washington para su acto del 4 de julio, Día de la Independencia, un evento que todavía mantiene un halo de misterio por la falta de detalles oficiales.
Trump lleva semanas generando expectativas sobre el acto, que por lo que se sabe tendrá lugar en las escaleras del famoso monumento a Abraham Lincoln, el mismo escenario desde el que Martin Luther King pronunció su famoso «I have a dream» («tengo un sueño») en 1963.
Según medios estadounidenses, Trump se ha encargado personalmente de la producción del acto, que tendrá lugar antes de los característicos fuegos artificiales y que además de tanques también contará con aviones de combate y el avión presidencial.
«Vamos a tener un gran 4 de julio en Washington. Será como ningún otro. Será especial. Y espero que mucha gente venga, será sobre este país y será un saludo a EEUU», explicó Trump en declaraciones a periodistas en el Despacho Oval.
Ante las informaciones de la presencia de estos vehículos pesados en las calles, el Concejo de Washington rechazó la posibilidad y recordó que el Pentágono desestimó esa idea el año pasado cuando planeaba un desfile militar en la capital federal para minimizar el daño a la infraestructura de la ciudad.
Al respecto, Trump insistió en su idea, con algunos recaudos: «Hay que tener mucho cuidado con los tanques porque las calles tienen tendencia a que no les gusten los tanques pesados, así que los vamos a poner en ciertas zonas. Pero tenemos los nuevos tanques Sherman y tenemos los nuevos tanques Abram«.
Trump se ha empeñado en celebrar algún tipo de exhibición militar en Washington desde que quedó maravillado poco después de llegar al poder con el desfile en París del 14 de julio, Día de la Bastilla, al que le invitó el presidente francés, Emmanuel Macron, en 2017.
El mandatario estadounidense ordenó al Pentágono organizar un desfile en Washington para el 4 de julio de 2018, idea que luego quedó pospuesta al 11 de noviembre, Día de los Veteranos, y finalmente desechada al filtrarse que iba a costar cerca de 100 millones de dólares.
Estados Unidos no organiza un desfile militar a gran escala desde junio de 1991, después de ganar la primera Guerra del Golfo y con George Bush padre en la Casa Blanca. En esa ocasión, 8.800 militares desfilaron por el centro de Washington atrayendo a unos 200.000 espectadores, según The Washington Post.
De hecho, los desfiles militares a gran escala en Estados Unidos son algo poco habitual y reservados a celebraciones postbélicas. Los hubo después de la guerra civil estadounidense, en 1865; una vez finalizada la Primera Guerra Mundial en 1919 y también en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando EEUU retiró sus tropas de Irak en 2011, el Gobierno de Barack Obama no quiso organizar un desfile porque la guerra de Afganistán seguía su curso y había vidas estadounidenses en riesgo. Tampoco los hubo después de las guerras en Corea y Vietnam, ya que Estados Unidos no salió vencedor de esos escenarios.
EFE/Infobae