Dos aguará guazú fueron devueltos a su hábitat natural en Córdoba

0
400

5623a8c387465_510x340Un macho y una hembra de esta especie de zorro autóctona argentina, declarada en peligro de extinción, recorrieron 800 kilómetros durante la noche del miércoles y las primeras horas del jueves a bordo de dos camionetas y dentro de dos jaulas de madera para ser reintroducidos a su hábitat natural en un humedal cercano a la laguna salada de Mar Chiquita.

Anenuza, la hembra, fue encontrada hace aproximadamente un año por un trabajador rural muy cerca del lugar donde hace dos días fue liberada.

«Iba caminando y la pisé, era muy chiquita, no tenía más de un mes y medio, la agarré y la llevé a casa, después supe que habían matado a la madre, avisamos a la Policía Ambiental de la provincia y enseguida se la llevaron a Buenos Aires. Sabía que era un animal en peligro de extinción porque me lo dijo una vecina que trabaja como maestra», relató a Télam Ceferino Córdoba.

Chipión, el macho, en cambio fue rescatado y decomisado por la DFS en Pergamino, provincia de Buenos Aires, donde una familia lo tenía como mascota.

La DFS es una dirección dependiente de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS), a cargo de Sergio Lorusso.

«Cuando llegaron, la hembra tenía una pata fracturada y el macho tuvo diferentes enfermedades antes de recuperarse porque tenía con muchos parásitos, lo que afectó su sistema inmunológico», comentó a Télam la responsable del programa de Conservación de Especies de Temaikén, Paula González.

La rehabilitación de estos dos individuos, supervisada por la DFS, se realizó en el Centro de Reproducción de Especies Temaikén (CRET), donde fueron curados, recuperados y alimentados evitando el contacto con las personas y sin ser exhibidos, para que su reintroducción fuera posible.

Se decidió que era momento de liberarlos porque están sanos y ya son adultos, y el lugar fue elegido, entre otras razones, por su variedad de alimentos, ya que los aguará guazú -en guaraní: zorro grande- cazan pequeños roedores, aves, anfibios y peces y comen frutos de catáceas y otros vegetales.

«Elegimos esta época del año porque hay abundantes cursos de agua dulce» gracias a las lluvias recientes, lo que es importante teniendo en cuenta que, por la cercanía de la laguna de Mar Chiquita, el terreno está «muy salinizado», apuntó González.

Según la bióloga, en Argentina se estima que hay «entre 660 y 800 ejemplares» distribuidos en las provincias de Corrientes, Misiones, Formosa y Chaco, y con menor presencia en Santa Fe, Santiago del Estero y Córdoba.

«Las principales amenazas» para esta especie son «las modificaciones a su ambiente, los atropellamientos en ruta y, cada vez con menor frecuencia, los ataques relacionados con la leyenda del lobizón, que viene de Europa», comentó por su parte el director de la DFS, Gabriel Terny.

Reintroducir estos individuos en Córdoba es «importante» para «seguir fortaleciendo una población que antiguamente habitaba la zona y que durante mucho tiempo se consideró extinta en el lugar, y que hoy, gracias a estudios y relevamientos recientes, podemos inferir que se está recuperando», añadió el funcionario.

Cuando se abrieron las jaulas, los dos animales rápidamente encontraron arbustos donde ocultarse de las personas que los observaban, y unas horas más tarde se pudo determinar por medio de las señales emitidas por los collares que cada ejemplar lleva, que el macho estaba a unos 300 metros y que la hembra se había alejado un poco más.

Luego de la liberación, presenciada también por las autoridades locales de la Secretaría de Ambiente y de la Policía Ambiental, todos los involucrados en el proyecto destacaron el trabajo articulado entre los gobiernos nacional y provincial y el sector privado.

«Este proceso tuvo hasta ahora tres etapas: el rescate y decomiso, que son responsabilidad del Estado nacional a través de la autoridad de aplicación, en este caso la DFS; la rehabilitación, que estuvo a cargo de la Fundación Temaikén; y la liberación en un espacio brindado por la provincia de Córdoba», detalló Terny.

Las expectativas de las tres partes son que los animales «puedan acostumbrarse al lugar y que se pueda obtener mayor información sobre sus comportamientos», dijo el funcionario.

Anenuza y Chipión llevan dos collares que emitirán señales satelitales y de radio VHF durante al menos un año.

El aguará guazú es «el más grande de los zorros sudamericanos (mide en alzada entre 75 y 80 centímetros y pesa entre 25 y 30 kilos) y tiene patas muy largas para realizar extensas caminatas nocturnas (hasta 32 kilómetros en una noche), es principalmente crepuscular o nocturno», según el libro de los «100 mamíferos argentinos» de Canevari y Fernández Balboa.

Es un animal «solitario y sólo forma pareja durante la época de celo, que ocurre en otoño. Las parejas se mantienen de año a año», añade el texto.

La especie está categorizada como Amenazada según la Resolución 1030 emitida en el 2004 por la SAyDS y protegida por la Ley Nacional de Conservación de la Fauna.

Télam

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here