A días de la publicación de dos libros que prometen «documentos» inéditos, «archivos» y «papeles» varios sobre las finanzas del Vaticano -uno titulado «Via Crucis», del periodista Gianluigi Nuzzi y «Avaricia» de Emiliano Fittipaldi-, el Vaticano arrestó a dos personas acusadas de «sustracción y divulgación de noticias y documentos reservados», según anunció hoy el mismo Vaticano.
En lo que significó una noticia bomba, los dos arrestados son un alto prelado, el monseñor español Lucio Angel Vallejo Balda y una laica experta en relaciones públicas, Francesca Chaouqui. Ambos fueron miembros de una comisión creada en julio de 2013 por Francisco para analizar las estructuras económicas y administrativas de la Santa Sede, que se disolvió una vez cumplido su mandato.
«En la jornada de hoy la oficina del promotor de Justicia, a cargo del profesor Gian Piero Milani, promotor de Justicia y el profesor Roberto Zanotti, promotor de justicia adjunto, ha convalidado el arresto de los mismos, volviendo a poner en estado de libertad a la doctora Chaouqui, ante quien no se consideraron exigencias cautelares, también por motivo de su colaboración en las investigaciones», indicó un comunicado de la oficina de prensa de la Santa Sede. «La posición de monseñor Vallejo Valda quedó a disposición de la Oficina del Promotor de Justicia», agregó. Vallejo Balda, con relaciones muy estrechas con el Opus Dei, es actualmente secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede.
El comunicado del Vaticano recordó que la divulgación de noticias y documentos reservados es un delito previsto por el artículo 10 de la ley número IX del Estado de la Ciudad del Vaticano, promulgada el 13 de julio de 2013.
«En cuanto a los libros anunciados en los próximos días debe decirse claramente que también esta vez, como en el pasado, son fruto de una grave traición de la confianza al Papa», denunció el comunicado del Vaticano. Este también acusó a sus autores, Nuzzi -autor del best-seller Su Santidad, las cartas reservadas de Benedicto XVI – y Fittipaldi, de ser parte de «una operación para obtener ventajas de un acto gravemente ilícito de entrega de documentación reservada», que está siendo analizada por la Oficina del Promotor de Justicia «en vista de eventuales ulteriores medidas», que podrían incluir la cooperación internacional.
Evidentemente furioso con la fuga de documentación, el Vaticano también subrayó que «publicaciones de este tipo no ayudan de ningún modo a establecer claridad y verdad, sino más bien a generar confusión e interpretaciones parciales y tendenciosas». «Debe absolutamente evitarse el equívoco de pensar que esto sea un modo de ayudar a la misión del Papa», destacó el comunicado, que pareció aludir al hecho de que los «cuervos» (topos) que en el último tramo del pontificado de Benedicto XVI filtraron documentación solían decir que lo hacían para ayudar al Papa alemán. Así al menos solía justificarse el mayordomo personal de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, arrestado en mayo de 2012 por el mismo motivo que ahora vuelve a sacudir al Vaticano.
La Nación