El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció este miércoles un endurecimiento de las restricciones sanitarias a nivel nacional para intentar controlar la segunda ola de COVID-19 en el país. La medida entrará en vigor el próximo viernes y se extenderá “al menos hasta el 1 de diciembre”.
En concreto, deberán cerrar los restaurantes y negocios no esenciales. No obstante, a diferencia del confinamiento de dos meses impuesto entre marzo y mayo, las escuelas permanecerán abiertas con “protocolos sanitarios reforzados”. En contraste, las instituciones de educación superior deberán pasar a operar de manera virtual.
“Donde sea posible, el teletrabajo volverá a ser generalizado. Pero, y esta es una segunda diferencia a lo que sucedió en la primavera (boreal) las oficinas de servicios públicos permanecerán abiertas”, precisó el mandatario. Se requerirán declaraciones escritas que justifiquen la salida, dijo, sugiriendo que se volverán a imponer multas a los infractores.
No se cerrarán las fronteras dentro de la Unión Europea, pero, salvo excepciones, sí estarán prohibidos durante este período de tiempo los viajes al país desde fuera del organismo supranacional.
“Si en dos semanas tenemos la situación bajo un mejor control, podremos revaluar las cosas y esperamos abrir algunos negocios, en particular para las vacaciones de Navidad”, dijo.
Macron explicó que “confinar únicamente a los adultos mayores no será una medida eficiente porque el virus continuaría circulando demasiado rápido”. “Nunca dejaremos que mueran cientos de miles de ciudadanos. Estos no son nuestros valores. Tampoco es algo de nuestro interés”, expresó.
Y agregó: “No creo en la oposición entre salud y economía que algunos quieren establecer”.
En un pasaje de su discurso, Macron aseguró que el país se ha visto “abrumado” por la segunda ola de COVID-19 y anticipó que será “más dura y mortal que la primera”. “Sin importar lo que hagamos, casi 9.000 pacientes estarán en terapia intensiva para mediados de noviembre. Si no ponemos un rápido freno a las transmisiones, nuestros hospitales estarán saturados”, graficó.
En las últimas 24 horas, 372 nuevos pacientes con covid-19 fueron ingresados en cuidados intensivos, por lo que ya son más de 3.000 los enfermos en estas unidades a nivel nacional.
El país galo reportó el miércoles casi 33.500 casos y 523 muertes, lo que lleva el total a 1.279.384 y 35.820, respectivamente. Ha pasado a ocupar el quinto puesto en la lista global de contagios y el séptimo en la de decesos.
No obstante, el presidente del Consejo Científico que asesora al Gobierno de Francia, Jean-François Delfraissy, aseguró el lunes que la cifra real de contagios puede estar “alrededor de los 100.000”.
“Estamos en una situación muy difícil, por no decir crítica”, afirmó Delfraissy en declaraciones a RTL. En este sentido, advirtió que “el virus circula de manera extremadamente rápida” y anticipó que esta segunda ola “seguramente será más fuerte que la primera”.
El jefe científico ha reconocido estar “sorprendido” por la “brutalidad” del repunte de contagios en estas últimas dos semanas, en las que los casos se han disparado hasta niveles inéditos. “Cuanto más rápido tomemos medidas, más eficaces serán”, dijo pocos días antes del anuncio de Macron.
Las cifras de afectados por la pandemia volvieron a crecer a mediados de agosto. Desde entonces, el ritmo ha sido exponencial, al punto que se reportaron más de 52.000 casos el 25 de octubre, récord desde el comienzo de la pandemia.