Una comisión investigadora de la ONU presidida por el argentino Santiago Canton concluyó, en un informe presentado hoy, que la represión militar israelí de las protestas que los palestinos realizan en la frontera de la Franja de Gaza desde el año pasado dejó 189 muertos y más de 10.000 heridos, lo que podría constituir un «crimen de guerra o contra la humanidad».
Fue la mayor protesta palestina contra Israel en cuatro años y, también, la más cruenta. La llamaron «Gran marcha del retorno» y dejó, según la ONU, 189 muertos y más de 10.000 heridos, entre ellos niños, periodistas y personal de salud.
Entre los asesinados hubo 35 niños, mientras que otros tres eran trabajadores sanitarios y dos periodistas claramente señalados como tales, según las conclusiones de la comisión, que fueron presentadas por Canton, secretario de Derechos Humanos bonaerense, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
Las marchas, que suelen congregar decenas de miles de personas, comenzaron el 30 de marzo de 2018 y continuaron desde entonces -normalmente cada viernes- para exigir que los refugiados palestinos y sus descendientes puedan ejercer su derecho de retorno a Israel, además del fin del bloque israelí a Gaza.
Varios de los peores sucesos se produjeron en la primera marcha, realizada el 30 de marzo de 2018, con al menos 18 muertos y 700 heridos, y el 14 de mayo, cuando las marchas coincidieron con el traslado a Jerusalén de la embajada de Estados Unidos ante Israel y hubo 60 fallecidos y 1.100 personas heridas.
Las cifras que maneja la ONU en el informe son inferiores a las denunciadas por las autoridades gazatíes, que hablan de alrededor de 300 fallecidos y 24.000 heridos en 11 meses de protestas.
Aludiendo a los 35 niños muertos, otro de los miembros de la comisión, la bangladeshí Sara Hossain, dijo que «no hay justificación» ya que éstos «no suponían ninguna amenaza a las personas a su alrededor».
Una comisión independiente del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas investigó los sucesos y este jueves aseguró tener «motivos razonables» para creer que los soldados israelíes cometieron «violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos».
«Algunas de esas violaciones pueden constituir crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad y deben ser investigadas inmediatamente por Israel», aseveró Santiago Cantón, presidente del grupo de expertos que investigó los sucesos.
El gobierno israelí, por su parte, consideró el informe como «hostil, mendaz y parcializado» y tildó al CDH de «estar cegado por el odio hacia Israel»
El panel, creado el año pasado, consideró que las tropas israelíes mataron e hirieron a palestinos «que no estaban participando directamente en las hostilidades ni representaban una amenaza inminente».
En ese sentido, alegaron que los francotiradores dispararon con «munición real» a reporteros, trabajadores de la salud, menores o discapacitados, aunque eran «fácilmente identificable como tales».
«Estamos diciendo que dispararon contra niños intencionalmente. Dispararon intencionalmente contra personas con discapacidad. Dispararon intencionalmente contra periodistas», afirmó Sara Hossain, miembro de la comisión.
Según el análisis de datos de los expertos, las Fuerzas de Seguridad de Israel hirieron a 6.106 palestinos con munición real y otros 3.098 resultaron heridos por la fragmentación de balas, balas de metal recubiertas de goma o por impactos de envases de gases lacrimógenos.
Las tropas israelíes dispararon a personas con discapacidad.
Del total de impactos de bala, 81% de las personas los recibieron en las piernas, lo que conllevó a que 122 manifestantes (20 menores de edad) perdieran una o las dos extremidades inferiores.
Las cifras de la ONU difieren de las denunciadas por las autoridades palestinas, que estimaron en unas 300 muertes y 24.000 heridos las víctimas durante los meses de protestas.
¿Cuál fue la respuesta de Israel?
El ministro interino de Relaciones Exteriores, Yisrael Katz, consideró que la investigación fue «otro informe hostil» contra su país y justificó lo sucedido el año pasado en la Franja de Gaza como acciones de defensa.
«Nadie puede negar a Israel el derecho a la legítima defensa y la obligación de defender a sus ciudadanos y fronteras de ataques violentos», alegó.
Israel considera como «actos terroristas» las acciones de resistencia de los palestinos
Por su parte, el representante de Israel ante la ONU, Danny Danon, rechazó el informe y lo cuestionó por «apoyar a una organización terrorista asesina» en referencia al movimiento islamista palestino Hamas.
«Los países del mundo deberían considerar su pertenencia al CDH Consejo de Derechos Humanos», dijo en un breve comunicado.
¿Qué pasó con las acusaciones de Israel?
Durante los meses de protestas, Israel calificó las protestas como «agresiones», intentos de violación de sus fronteras y «actividades terroristas».
La cancillería de ese país tildó las manifestaciones como «un intento deliberado para provocar una confrontación con Israel» y atribuyó «la responsabilidad de cualquier enfrentamiento» a Hamas y «otras organizaciones palestinas» que participaron.
La comisión de la ONU indicó que tomó nota de la afirmación de Israel de que las protestas enmascaraban «actividades terroristas» de los grupos armados palestinos y también que algunos manifestantes eran miembros de grupos armados.
En ese sentido, reconoció que cuatro soldados israelíes resultaron heridos en las manifestaciones y uno de ellos murió en un día de protesta, pero fuera de los sitios de enfrentamientos.
Más de 10.000 personas resultaron heridas durante las protestas.
Sin embargo, los investigadores concluyeron que las manifestaciones eran de «naturaleza civil», con fines políticos claramente establecidos y que, a pesar de algunos «actos de violencia significativa», no constituían campañas de combate o militares.
Eso significaba que las fuerzas israelíes debían operar de acuerdo con el marco legal internacional aplicable a la policía y otros funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, que forma parte del derecho internacional y de los derechos humanos.
¿Qué fue la Gran Marcha del Retorno?
La llamada Gran Marcha del Retorno fue una serie de protestas que tuvieron lugar durante varias semanas en la Franja de Gaza con la que los palestinos buscaban llamar la atención hacia «la lucha de los cientos de miles de ellos que han sido expulsados de sus hogares».
El gobierno israelí, por su parte, la consideró como una «peligrosa provocación» que estaba «poniendo en riesgo vidas».
La manifestación se inició el 30 de marzo, el llamado Día de la Tierra, en el que los palestinos conmemoran la muerte de seis manifestantes en manos de las fuerzas de seguridad israelíes durante las protestas que se llevaron a cabo ese día en 1976 por la confiscación de sus tierras.
Las protestas culminaron en enfrentamientos y el número de muertos fue el mayor desde la última guerra israelí en Gaza en el verano de 2014.
El Tribuno