Las fuerzas iraquíes mataron a 74 yihadistas en Kirkuk, a 170 kilómetros de Mosul, según informó el gobernador de la provincia, durante los combates que sofocaron el ataque sorpresa lanzado el viernes por el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
«El ataque terminó y la vida ha vuelto a la normalidad», declaró el gobernador de la provincia de Kirkuk, Najmeddin Karin, que precisó que el jefe de la ofensiva del ISIS había sido detenido.
Según Karin, este último confesó tras su arresto que un centenar de combatientes habían participado en el ataque contra Kirkuk, células latentes extremistas en esta ciudad petrolera y multiétnica del norte que se unieron a yihadistas llegados de fuera.
Balances revelados el domingo, a una semana del comienzo de la ofensiva sobre Mosul, informaron que al menos 285 terroristas murieron al sur de la ciudad y 37 localidades han sido recuperadas.
Atacados en su bastión por las fuerzas iraquíes apoyadas por la coalición internacional, los yihadistas intentaron llevar a cabo una maniobra de distracción al lanzar un ataque el viernes al amanecer en Kirkuk, una ciudad situada fuera de las zonas bajo su control.
Según un balance facilitado por las autoridades iraquíes el domingo por la noche, tres días después de que empezaran los combates y de que se decretara el toque de queda, el ataque había dejado 46 muertos aparte de los yihadistas, la mayoría, miembros de las fuerzas de seguridad.