El acusado de asesinar a Brian Aguinaco está libre por una ley de la Dictadura

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En las horas previas a la última Nochebuena, a eso de las tres de la tarde, dos sujetos que iban en moto asaltaron a dos mujeres en la esquina de Rivera Indarte y Asamblea, en el Bajo Flores. A pocas cuadras del lugar está el acceso a la villa 1-11-14. Mientras las víctimas del robo forcejeaban con los asaltantes, quedó en el medio de la escena el auto que conducía Enrique Aguinaco. A su lado estaba Brian, su nieto de 14 años. Los ladrones le dispararon en la cara. Fue trasladado por su abuelo al Hospital Piñero donde recibió las primeras atenciones. Uno de los médicos que estaba en ese momento en la guardia relató: «un rosario de gotas de sangre marcaban el camino desde el automóvil que lo trasladó hasta el shock room. Su herida en el cuello era una canilla de sangre que apagaba su vida…». Brian fue llevado luego al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y tras agonizar durante dos días falleció.

Uno de los acusados por el crimen de Brian fue apresado por Interpol en Chile adonde había huido. Brian Joel Cruz González tiene 15 años. Si hubiese matado en cualquier país de Europa o de América Latina estaría preso. Pero el hecho ocurrió en Argentina donde la legislación vigente dice que aunque haya cometido un crimen aberrante, si tiene menos de 16 años no es punible, es decir, ni siquiera se lo puede juzgar. La norma que establece el régimen penal aplicable a los menores que delinquen es el decreto-ley nro. 22.278 del 25 de agosto de 1980 y lleva la firma de Jorge Rafael Videla. En su artículo primero se indica que no será punible el menor que al momento del hecho no haya cumplido los 14 años. En mayo de 1983, a través de otro decreto-ley, -firmado por Reynaldo Bignone, el último presidente durante la última dictadura militar- se elevó la edad de imputabilidad a los 16 años. Según esta ley, el menor de 16 años que haya cometido un delito -una vez corroborada la edad- no debe ser sometido a proceso penal y se debe decretar sin más el sobreseimiento.

Esta norma nunca se derogó, por lo tanto está vigente y es la que aplicó el juez Enrique Velázquez. El magistrado ordenó liberar al adolescente acusado de asesinar a Brian Aguinaco y lo autorizó a viajar a Lima, donde viven sus abuelos a quienes le otorgó la tutela del menor.

Por una norma que sobrevive desde la última dictadura y que sectores del autodenominado progresismo argentino se resisten a modificar, en 16 días un menor de 16 años mató, huyó a Chile, fue detenido por Interpol, puesto en libertad por un juez y entregado a sus abuelos en Perú. Del otro lado quedó una familia devastada. Los padres de Brian Aguinaco deberán convivir por el resto de sus días con el dolor más fuerte al que se puede someter a un ser humano: la muerte de un hijo.

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