Cuando Lionel Messi salió del vestuario tras la derrota de anoche ante Chile por penales pronunció la frase menos esperada por los argentinos: «Se terminó para mí la Selección Argentina».
La Copa América Centenario 2016 fue la gota que rebalsó el vaso. La decepción de haber perdido su cuarta final representando al país se sumó a varios factores que se unieron para formar el cóctel letal que lo llevaron a tomar esta decisión. Frustraciones, presiones y críticas constantes en un seleccionado que lo tiene como capitán y líder futbolístico de una serie de derrotas a lo largo de los años.
«Messi juega sabiendo que la presión y las expectativas están puestas sobre él.Siente que en un partido definitorio puede pasar de héroe a villano, por un triunfo o una derrota. Todos esperan más de él y cuando erró el penal cayó en la cuenta de que si el objetivo no se cumplía, las miradas del mundo caerían en su persona. En la previa, la responsabilidad lo presiona. Luego, la bronca y la impotencia se adueñaron de él», explicó la licenciada en psicología y escritora Beatriz Goldberg (MN 6235) a Infobae.
“Son cuatro finales, no es para mí. Lo busqué, no se me dio, pero creo que ya está”
Enfrentar este tipo de citas deportivas, con semejante trascendencia y magnitud,requiere inevitablemente del manejo y enfoque correcto en las emociones. La mentalidad, protagonista exclusivo en estas situaciones, es tan o más importante que lo que un deportista pueda desarrollar con su cuerpo.
Para el cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag (MN 51.320), «los factores que jugaron en contra en lo personal lo frustraron como integrante del equipo. Las presiones que recibió por parte de los hinchas y los medios fue y es muy grande: Messi debe continuar con el legado de Maradona, ese es el mensaje. La gente pretende que sea líder y crack futbolístico al mismo tiempo, pero pareciera que no está preparado para la presión social que la Selección le demanda».
Si bien la decisión de renunciar es muy prematura y se deben esperar unos días para la elaboración final, Messi venía cargado por un montón de situaciones que le disgustaron. La reacción del jueves contra los dirigentes de la AFA tras la demora del vuelo que trasladaba al equipo desde Houston hacia Nueva York para jugar la final fue la gran muestra de su enojo y disconformismo en muchas situaciones. La derrota, sin embargo, lo impactó a un punto impensado.
«La mirada de los otros actores del fútbol -hinchas, periodistas y medios- es de una exigencia sin límites. Sin un blindaje sólido ante eso, Messi vivió situaciones de mucha presión, en donde perdió agudeza, destreza y precisión en el juego», explicó el psicólogo Gervasio Díaz Castelli a Infobae, quien agregó: «los miedos y la responsabilidad desmedida se pueden volver insoportables dentro y fuera de la cancha. Hasta puede generar cierto estado paranoide al saber que se está siendo siempre tan observado. Y todo eso es muy difícil de soportar».
El psicólogo Marcelo Brosky sostuvo a Infobae que «no hay derrotas, hay aprendizajes y seguramente este es un momento para que todo el equipo, de la mano de Messi, sigan aprendiendo. Las expectativas son las peores enemigas, es tan alto lo que se espera de uno mismo que a veces juega en contra y no permite disfrutar. Es como crear un mundo paralelo de cómo tendrían que salir las cosas».
Messi en varias declaraciones expresó sus insoportables ganas de ganar un título con la camiseta argentina. «Ya en el Mundial de Brasil en 2014 expresó síntomas de estrés y ansiedad en sus constantes vómitos. Pareciera que cuanta mayor exposición tiene, más presión y mayores recursos internos necesita para continuar trabajando en sus objetivos», explicó la psicóloga María Eugenia González (MN 26.866) a Infobae.
«Ya está, ya lo intenté mucho. Me duele más que a ninguno no poder ser campeón con la Argentina. Me voy sin poder conseguirlo». Las duras palabras de Messi fueron el reflejo de la angustia que el futbolista debió padecer desde que erró el penal hasta la victoria consumada del seleccionado chileno.
«Creo que la decisión de Messi tiene que ver con un acto impulsivo, por la impotencia de ver otra final que se le escapa. Estoy seguro de que él sabe que va a ser parte de lo que resta de las Eliminatorias y del Mundial en Rusia dentro de dos años. No veo síntomas de que haya sido una postura analizada y pensada responsablemente, por eso al ser tan reciente, no hay mucho que decir», dijo a Infobae Diego Funazzi, licenciado en alto rendimiento deportivo.
Queda el consuelo y la esperanza de que esta postura sea revertida por el jugador del Barcelona. ¿Es una decisión tomada? «Creo que sí, no sé, es lo que siento ahora. Es una tristeza grande lo que nos volvió a pasar».