El apoyo del vicepremier italiano a los “chalecos amarillos” provoca una crisis diplomática con Francia

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La tensión entre Italia y Francia se agudizó este jueves después de que París llamara a consultas a su embajador en Roma tras una serie de «ataques sin precedentes» por parte de dirigentes de ese país contra el presidente francés Emmanuel Macron.

París llamó a consultas a su embajador en Roma tras una serie de «declaraciones desmedidas» y de «ataques sin fundamento» y «sin precedentes» de dirigentes italianos, anunció este jueves el ministerio de Relaciones Exteriores francés.

«Francia ha sido, desde hace varios meses, objeto de acusaciones reiteradas, de ataques sin fundamento, de declaraciones desmedidas que cada uno conoce y puede tener en mente», declaró la portavoz del ministerio, Agnès von der Mühll, en un comunicado.

«Esto no tiene precedentes, desde el final de la guerra (…) Las últimas injerencias constituyen una provocación adicional e inaceptable», agregó.

El encuentro el martes de Luigi Di Maio, viceprimer ministro italiano y jefe del Movimiento 5 Estrellas (M5E), con miembros de los «chalecos amarillos», movilizados desde hace varias semanas contra el presidente Macron, fue la gota que colmó el vaso.

Di Maio anunció el martes en las redes sociales que se reunió con miembros de este movimiento antigobierno. «El viento del cambio cruzó los Alpes», concluyó el italiano tras la cita.

A principios de enero, Di Maio ya había dado su apoyo a los «chalecos amarillos». «¡No cedan!», les había dicho en el blog del M5S, movimiento antisistema nacido en 2009 en rechazo a la clase política por parte de los italianos.

Este jueves, Di Maio defendió su reunión con los detractores de Macron. «Mi encuentro como jefe político del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) con representantes de los ‘chalecos amarillos’ y algunos candidatos de la lista RIC (Reunión de Iniciativa Ciudadana) es plenamente legítimo», dijo el ministro en un mensaje en Facebook.

«Para mi ese encuentro no representa una provocación al Gobierno francés actual, sino una importante reunión con una fuerza política con la que compartimos muchas reivindicaciones, a partir de la democracia directa o dar mayor poder a los ciudadanos», apuntó, tras las críticas llegadas desde París.

Di Maio ya había causado malestar en enero al acusar a Francia de aplicar políticas colonialistas en África, lo que motivó una convocatoria al embajador italiano en París por parte de la cancillería francesa. Adicionalmente, Roma acusó a Francia de enviar migrantes menores de edad al otro lado de la frontera sin autorización.

El ministro del Interior italiano, también vicepremier y líder de la Liga, Matteo Salvini, intenta organizar un frente europeo de extrema derecha contra los proeuropeos, entre los cuales figura Macron, en vista de las elecciones europeas del 26 de mayo.

«La campaña para las elecciones europeas no puede justificar una falta de respeto», dijo la portavoz de la cancillería francesa. «Todos estos actos crean una grave situación que pone en tela de juicio las intenciones del gobierno italiano respecto a su relación con Francia», agregó.

«No queremos pelearnos con nadie», dijo Salvini el jueves en una declaración. «No nos interesan las controversias: somos gente seria y defendemos los intereses italianos», escribió.

El líder de ultraderecha, hombre fuerte del gobierno italiano, hizo un llamado a los dos países para que encuentren una solución a sus problemas, incluyendo los controles fronterizos franceses en el límite con Italia y las demandas de Roma para la extradición de militantes italianos de extrema izquierda que viven en Francia.

Él y Di Maio dijeron estar «disponibles» para hablar con el gobierno francés.

Por su parte, el canciller italiano, Enzo Moavero Milanesi, pidió al jefe del Ejecutivo, Giuseppe Conte, que «examine con la máxima atención» la decisión de París de llamar a consultas a su embajador en Roma, Christian Masset.

«Francia e Italia son naciones aliadas y es profunda la amistad entre los dos pueblos. La defensa y el debate sobre sus respectivos intereses y puntos de vista, así como el debate político ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo, no puede incidir y no incidirá en las sólidas relaciones que nos unen desde hace décadas», afirmó Moavero Milanesi en un comunicado.

La guerra de palabras entre las dos capitales europeas comenzó poco después de que el Movimiento 5 Estrellas y los partidos de extrema derecha de la Liga ganaran las elecciones italianas y formaran un gobierno de coalición en marzo del año pasado.

Macron, un centrista, esperaba ver emerger un gobierno que apoyara sus proyectos de reforma de la Unión Europea. Pero en su lugar ganaron los euroescepticos, los antisistema del movimiento 5 Estrellas y los ultraderechistas de la Liga.

En junio de 2018 Macron criticó el «cinismo e irresponsabilidad» del nuevo gobierno italiano después de que éste se negara a permitir que los botes de rescate con migrantes a bordo atracaran en puertos italianos y comparara el ascenso del nacionalismo de extrema derecha con la «lepra».

Mientras que Salvini dijo recientemente que espera que el pueblo francés se libere muy pronto de Macron, al que tachó de «pésimo presidente».

Fuente: agencias

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