«El camino más corto hacia la ceguera del mundo»

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Por Facundo Gallego. Especial para LA BANDA DIARIO

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo (5,38-42)

Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.

Palabra del Señor

Comentario

Durante estos días, Jesús nos viene enseñando cómo nuestra justicia tiene que ser superior cada día, no quedándonos en la letra de la ley, sino cumpliéndola con un espíritu de amor y libertad. Hoy, nos habla de la famosa ley de talión.

El “ojo por ojo” (Ex 21,24) prescribía un límite en el contragolpe. Sin embargo, la tradición de los judíos había ido cambiando lentamente. Un pasaje del libro del Eclesiástico nos dice: “Perdona la ofensa de tu hermano y, cuando reces, tus pecados serán perdonados” (Eclo 28,2). Jesús asume este matiz que había limado la ley del talión, y termina enseñándonos: “no resistan al mal” (v.39).

Hoy vivimos en un mundo en el que la revancha es una moneda corriente, y a veces ni siquiera la ley de talión tenemos en cuenta. Ante el insulto, se nos va la mano y devolvemos con todo nuestro arsenal de malas palabras, y hasta nos animamos a ir a los
golpes. Pero el horizonte que Jesús nos propone es distinto: sin perder el sentido de justicia, debemos aprender a perdonar al que nos hizo el mal, sin buscar venganza,
porque esta última es inútil, intrascendente.

Fijémonos lo que nos explica un Padre de la Iglesia: “¿Acaso cuando tú te vengas de otro, evitas el que él te vuelva a herir? Antes por el contrario, le instigas para que te hiera, porque la ira no se reforma con la ira, sino que más bien se enciende.” Tenemos que tener en claro que el ojo por ojo es el camino más corto hacia la ceguera del mundo, como explicaba Santa Teresa de Calcuta.

Por eso, al mal contestémosle con el bien, como agua helada echada sobre un puñado de brasas, y estando dispuestos a sufrir todas las injurias porque sabemos que la justicia prevalecerá en su momento. Esto no quiere decir, sin embargo, que no debamos combatir el mal social: los cristianos tenemos que ser un faro de bondad en el mundo, viviendo siempre a la luz de la Verdad.

Hagamos como el Señor. Él, en el juicio que sufría en la noche de su Pasión, fue abofeteado sin causa por un guardia. Pero Él, sin perder la paciencia, le preguntó: “si he hablado mal, di lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?”(Jn 18,23) Así, quien nos enseña que hay que saber perdonar las ofensas, también nos da el ejemplo de razón y paciencia, de justo reclamo ante la injusticia… pero nunca de venganza.

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