«El carnaval callejero, por su propia naturaleza y carácter democrático, imposibilita cualquier tipo de fiscalización», añadió Paes.
Es el segundo año consecutivo que la pandemia obliga a suspender el carnaval callejero de Rio, una sucesión de fiestas al aire libre atrás de ‘blocos’ que recorren la ciudad arrastrando multitudes, previsto entre el 25 de febrero y el 1 de marzo.
Procurando un ambiente más controlado, se propuso realizar eventos durante febrero en tres espacios diferentes de la ciudad, comentó Paes.
Pero esa propuesta no fue aceptada por los blocos. «Quedaron en hacer una contrapropuesta», explicó.
«No tenemos identificación con los lugares propuestos, como el Parque Olímpico, que es lejano y no tiene relación con nosotros como nuestros barrios», indicó Rita Fernandes, presidenta de la asociación de ‘blocos’ Sebastiana, representante de varios de estos grupos.
El viernes habrá una nueva reunión para intentar llegar a un acuerdo, a la que los ‘blocos’ llevarán «una propuesta más descentralizada», explicó.
«Estamos muy tristes, pero ya que no es posible, nos adaptamos a la ciencia. El carnaval no va a pasar sin celebración», aseguró Fernandes.
El evento del año pasado, el último antes de la pandemia, unos 7 millones de fiesteros participaron en los desfiles callejeros, los mayores de ellos hasta un millón de personas, según la agencia de turismo de la Alcaldía, Riotur.
Tras la llegada de la variante ómicron y debido a las Fiestas, varias ciudades de Brasil registran un aumento de casos de coronavirus, incluida Río.
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