Se hizo famoso ayudando a ganar a Bill Clinton y volvió a la gloria de los consultores dándole consejos a Donald Trump. Para llamar la atención del hoy presidente estadounidense publicó un libro en el que explicaba por qué el millonario le iba a ganar a la experimentada demócrata Hillary Clinton: acertó y obtuvo el contrato de asesor electoral.
Como con Trump y los Clinton, no tiene el más mínimo inconveniente en ir de un lado al otro de las trincheras: asesoró a Fernando De la Rúa y lo ayudó a ser presidente, y a Aníbal Ibarra, a llegar a la Jefatura de Gobierno porteño. Pero después cambió de orilla y aconsejó a Mauricio Macri contra Ibarra, aunque aquella vez no ganó.
Luego apostó por Ricardo López Murphy en 2003 y estuvo cerca de entrar en el ballotage con Carlos Menem.
Después de 15 años, Dick Morris está de vuelta en la Argentina de la mano de su antiguo socio latinoamericano, Luis Rosales, que hoy es candidato a vicepresidente en el binomio con José Luis Espert, y asegura que, haciendo encuestas, encontró la clave de por dónde conseguir votos para el economista.
Asegura que cuando trabajaba para Macri ya lo imaginaba como posible presidente, pero hoy «le recomendaría repasar los últimos dos años de su gestión, que fueron lamentables». «Macri tenía todo a mano para ser inmensamente popular y no lo supo aprovechar», sentencia.
Suena disparatado que un candidato que hoy no mide más de 5 ó 6 puntos en las encuestas y está en cuarto lugar (detrás de Roberto Lavagna y muy lejos de la creciente polarización entre el kirchnerismo y el macrismo, pueda imponerse a todos faltando tan poco para los comicios.
«Hay un voto muy enojado con Macri que los encuestadores no están midiendo. Son los jóvenes de 16 a 25», explica Morris. «Primero vamos a convencerlos de que en las PASO, donde no se define nada y es solo una enorme encuesta, le manden un mensaje a Macri por lo mala que fue su gestión», revela el gurú norteamericano sobre su estrategia.
«Según nuestras encuestas, en la primaria de agosto, el kirchnerismo superaría a Macri por entre 7 y 10 puntos porcentuales, y como Espert superará a Lavagna, al ubicarse tercero, mucha gente va a entender que Macri no está en condiciones de ganarles a los Kirchner, pero que Espert sí podría, porque es alguien que salió de la nada», explica.
«Hoy lo tratan a José Luis como una candidatura testimonial, pero cuando salga tercero en la PASO, lo van a ver como candidato con serias posibilidades de ganar», afirma Morris.
Según sus encuestas, dos tercios de los propios votantes que ya se están definiendo por Mauricio Macri, en realidad tienen mala imagen del presidente. «Lo estarían votando solo porque tienen mucho miedo de que vuelva el kirchnerismo», explica el gurú norteamericano.
«Solo tenemos que mostrarles que el tercero, José Luis, es mejor para ganarle al kirchnerismo», cierra su estrategia.
¿Pero cómo logrará ser el tercero, cuando hoy en las encuestas está cuarto? «Hay un voto oculto en Argentina que los encuestadores no están midiendo, y son los millennials, y a esos no los alcanzan con los medios tradicionales, sino con las redes sociales. El 15 por ciento de los millennials están con Espert, y con ellos vamos a superar a Lavagna y así obtendremos la oportunidad de ser elegidos como mejor opción para enfrentar a los Fernández-Fernández», asegura.
Pero antes de convencer a suficientes votantes para ubicar a Espert como «tercero en discordia», Morris deberá superar un escollo mayor: muchos votantes liberales -su propio núcleo duro- temen que Espert le saque a Macri el porcentaje de votos clave para que el kirchnerismo pueda ganar en primera vuelta. Un ejemplo: el economista Alberto Benegas Lynch, fundador de la academia de economía ultraliberal ESADE y considerado uno de los máximos popes del liberalismo argentino, le escribió recientemente una carta abierta pidiéndole al candidato de Despertar que decline su candidatura.
Para los liberales, aunque la campaña de Macri no tenga un mensaje específico de qué planes tiene para que su eventual segundo mandato sea mejor que el primero, el gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba cuenta con el miedo al retorno al poder de Cristina Kirchner: un arma letal.
El propio presidente Macri, luego de «robarle» a Espert el partido nacionalista de Alberto Asseff -a quien sumó a la lista de diputados de Juntos por el Cambio- y así intentar dejarlo sin candidatura, lo convocó estos días a conversar. Espert no aceptó, y Morris asegura que «hizo bien, porque si aceptaba, su candidatura perdería fuerza y credibilidad».
Cuando se le pregunta al consultor, cuyo nombre real es Richard Samuel -Morris es su seudónimo artístico- qué sentiría si al final su cliente termina convirtiéndose en la clave del regreso al poder del kirchnerismo, dice que en la campaña por el Brexit, en la que también trabajó, los encuestadores no estaban midiendo bien.
«Aseguraban que ganaba la opción de quedarse en Europa. En el caso de Trump, todos pronosticaban que el empresario no podía ganar, o que en Brasil Jair Bolsonaro sería funcional al regreso de Lula al poder, y al final fue funcional a su propio triunfo», dice con cara de confiado.
Morris dice que odia al kirchnerismo y que no siente ninguna culpa si le recriminan que la candidatura de Espert puede ser la clave del regreso de su regreso al poder: «Nuestro mensaje para el votante que no quiere a Macri pero está aterrado de que vuelva el kirchnerismo es que se relaje y que le mande un mensaje a Macri de que fue mal presidente votando a Espert en la PASO, y después en octubre, que vote por Macri».
Para lograr ese efecto, tendrá que batallar con el temor muy instalado en muchos votantes liberales decepcionados con Macri de que una derrota demasiado contundente del presidente en la PASO desestabilizaría los mercados generando -ahí sí- las condiciones suficientes para el regreso del kirchnerismo.