La historia de la contratación de Lionel Messi en Barcelona no es sólo aquella romántica historia de la servilleta sobre la que Carles Rexach redactó los términos del vínculo, por cierto real… Era octubre del año 2000, La Pulga ya había asombrado a más de uno en la institución catalana, a la que había llegado a mitad de septiembre de ese año, pero no a los suficientes. De su talento no había dudas pero sí de su condición física, por su problemática en el desarrollo, misma causa por la que Newell’s y River se habían negado a ficharlo oficialmente, es decir, por dinero.
Fue entonces que tras varios intentos frustrados por lograr finalmente un contrato, cuando Messi tenía aún 12 años, Jorge Messi, su padre, lanzó un ultimátum: o se formalizaba la relación laboral de su hijo con el Barcelona o regresarían a la Argentina. Fue allí cuando Rexach, apuntado como el descubridor de Lio, tomó una servilleta en el restaurante del Club Tenis Pompeia, donde estaban, y ante la mirada de Josep Maria Minguella, presidente del lugar, escribió: «Yo, Charly Rexach, en presencia de Horacio Gaggioli (representante argentino afincado en Barcelona) y Josep Maria Minguella, me comprometo a la contratación de Lionel Messi en las condiciones pactadas y a pesar de la contra interna que existe en el club».
A pesar de la contra interna que existe en el club… Pasa desapercibida hoy esa frase porque Messi es hoy, nada más y nada menos, el hombre que cambió la historia del Fútbol Club Barcelona. Entonces, sin embargo, realmente hubo una revolución por aquella firma primitiva y contra la voluntad de la directiva, liderada en aquel tiempo por Joan Gaspart, quien tampoco consideraba que había que pagarle a Messi el costoso tratamiento hormonal que necesitaba para su crecimiento, cotizado en 1300 dólares al mes por las inyecciones de reposición de la hormona que Lionel debía ponerse a diario en su brazo o en su pierna. Nadie quería hacerse cargo económicamente de esta historia cuyo final, claro, no se sabía y entonces varios dirigentes del Barça pusieron el grito en el cielo al enterarse del contrato, tanto que el tema se trató en una reunión de directivos que terminó a los gritos contra una persona: Joan Lacueva (1949-2014), entonces un integrante menor de la dirigencia, que fue quien pagó, de su propio bolsillo, las primeras inyecciones para La Pulga y de alguna manera acorraló al club, lo dejó sin argumentos para negarse a la contratación del rosarino. Recordaron tiempo después algunos integrantes de aquella reunión que «nadie perdió el tiempo por aquel niño en aquella junta más que para insultar a Lacueva».
Y podría decirse que allí comenzó la historia. Lionel Messi firmó su primer contrato con el Barcelona el 14 de diciembre de 2000, aunque este fue un acuerdo simbólico mediante el cual el jugador recibiría 600 euros al mes y el club se comprometía a costear su tratamiento hormonal, el que se extendió por casi tres años, en los que pasó de su 143 centímetros con los que había llegado al club a sus 169 centímetros actuales. Aquel acuerdo, además, incluyó un puesto de trabajo en las inferiores para Jorge Messi, quien en su trabajo como obrero de una empresa metalúrgica ganaba 1600 pesos al mes, en tiempos del uno a uno, de los cuales 900 le costaba el tratamiento de su talentoso hijo.
En junio de 2005, cuando tenía 18 años, La Pulga rubricó su primer vínculo como profesional, con un salario de 3 millones de euros por temporada y una cláusula de rescisión de 150 millones de euros.
Pero ese mes Messi daría que hablar al mundo al coronarse como campeón del mundo con la Selección Argentina Sub 20, evento en el que finalizó como goleador, con seis tantos, y en el que fue elegido como el mejor jugador. Barcelona, entonces, no tardó en blindar a su joya y en septiembre de 2005, tres meses después de haberle ofrecido un sueldo importante, elevó su cláusula de rescisión a 250 millones de euros.
En enero de 2007 el club blaugrana volvió a ofrecerle una renovación y, por consiguiente, una mejora salarial que el delantero aceptó: 7 millones por temporada hasta 2014 en la segunda extensión del vínculo.
Aquel acuerdo duró apenas un año porque el argentino se había transformado ya en el mejor del mundo y de su mano el Barcelona de Josep Guardiola había ganado el Triplete: Champions, Liga y Copa del Rey. Entonces hubo premio económico para el futbolista que luego ganaría su primer Balón de Oro (luego vendrán otros cuatro) tras ser elegido como el mejor del mundo en 2008: 8,5 millones de euros por temporada para ser el mejor pago del plantel en su tercerarenovación.
La cuarta llegó en 2009 y se extendería hasta 2016 con un sueldo de 10,5 millones de euros por temporada con 250 millones de cláusula para cualquiera que se atreviera a pensar en llevárselo.
La quinta fue en diciembre de 2012 con un sueldo ce 12 millones de euros por temporada más objetivos que elevaban esa suma a 15,5 millones y aquel acuerdo iba a durar hasta 2016.
En 2014 la dirigencia del FC Barcelona volvió a preparar lo que entonces era una suma estratosférica y así Lionel Messi y el club extendieron por sexta vez su relación hasta 2018 a cambio de 20 millones de euros por temporada, siempre con la cláusula de 250 millones.
En 2016 se habló y mucho de posibles ofertas tentadoras, multimillonarias por parte de jeques árabes, del dueño del Chelsea y del Manchester City para llevarse a La Pulga. El jugador, sin embargo, se mantendrá en el club hasta 2021 tras acordar su octava renovación hace apenas una semana en la que acordaron un sueldo de 39,4 millones de euros por temporada y una elevación de la cláusula de rescisión hasta los 300 millones.
Lionel Messi cumplirá su contrato con el Barça en 2021 con una opción de extensión por un año más. Entonces tendrá 34 años y aquella será otra historia. Hoy La Pulga, que llegó al club español rogando por un contrato, hoy es una de las personalidades del deportes con más fortuna en el planeta.