El debate por el Presupuesto profundizó la división entre los gobernadores peronistas

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Faltaban pocos minutos para el comienzo de la primera reunión de gobernadoresdel día. Estaba pautada para las 10 de la mañana, pero el inicio se postergó por el retraso de algunos mandatarios. La mayoría esperaba en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) para darle inicio a la negociación por el Presupuesto 2019, en la previa del encuentro que cerca de las 17 iban a tener con el presidente Mauricio Macri en la Casa Rosada. Había en la antesala de ese primer cónclave una tensión implícita entre los jugadores del mismo equipo.

Unos querían lograr un consenso mayoritario y dar un respaldo público a la negociación que Gobierno empujaba con esmero en los últimos días. Otros querían tener detalles puntuales de un documento que nunca llegó. En el medio quedaron un puñado de gobernadores equilibristas que hasta el día de hoy están dispuestos a respaldar el presupuesto pero preferían evitar la exposición pública de ese respaldo. En medio de ese escenario una frase detonó en la puerta del CFI. Esa explosión hizo que las esquirlas llegaran hasta la mesa donde durante cuatro horas gobernadores y funcionarios del Ejecutivo estuvieron reunidos, e hiciera más espesa una reunión que ya estaba cargado de desencuentros.

«Me parece que hay gobernadores peronistas que están más cerca de Macri que de Perón», afirmó el gobernador de La Pampa, Carlos Verna, antes de ingresar a CFI, lugar de encuentro de los máximos líderes peronistas.  Fue un mensaje contundente dirigido al ala de mandatarios más dialoguistas. Una forma de patear la mesa de reunión sin siquiera haber entrado al edificio. El malestar que generó la declaración, sumado a las diferencias existentes de antemano, se trasladó de inmediato a los primeros minutos de la reunión de gobernadores. Hubo cruces y chicanas. Frases sueltas para marcar territorio en un debate institucional de pesos pesados.

Carlos Verna y Juan Manuel Urtubey se convirtieron inmediatamente en representantes de dos posturas antagónicas. Esas diferentes también quedaron expresadas en los lugares que ocuparon durante la reunión. El pampeano se sentó en una punta de la mesa y el salteño en la otra. Solo una muestra simbólica de una relación meramente formal y lejana. El retrato de dos formas de entender y ejercer la política absolutamente distintas.

Las diferencias entre ambos gobernadores son también las que existen entre dos grupos de mandatarios cada vez más distanciados. Pequeños espacios que no comparten la forma de vincularse con el gobierno nacional y la construcción política a futuro. Aunque esta situación sea única debido al hecho principal de la discusión. En la reunión del martes la principal división se dio entorno a la negociación por el presupuesto. Estaban quienes querían respaldar la iniciativa del Ejecutivo y así facilitar el camino hacia el acuerdo final, y quienes pretendían tener un detalle muy específico de la composición del documento. Una especificación que recién podrán conocer los diputados nacional el próximo lunes cuando el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presente el plan en la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja.

En el medio de ambos sectores hay gobernadores que van a terminar apoyando el presupuesto, pero que no quieren quedar pegados al programa económico del gobierno nacional y a los errores que llevaron a tener que discutir un presupuesto en el que recorte de gasto público es fundamental. Sin embargo, saben que poner demasiadas trabas puede empeorar el difícil escenario social y económico que atraviesa el país. Son conscientes de la importancia institucional que implica aprobar la ley más importante para el Poder Ejecutivo. Por eso son los que más insistieron en que el proyecto sea estudiado por los diputados y que el marco de la negociación definitiva se establezca en el Congreso. Una forma de no aparecer frente a las cámaras respaldando el presupuesto pero, al mismo tiempo, de no poner trabas en la negociación.

En ese espacio del medio se mueven Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Juan Manzur (Tucumán), Mariano Arcioni (Chubut), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Miguel Liftschitz (Santa Fe), Sergio Uñac (San Juan) y Sergio Casas (La Rioja). Todos, a través del silencio o de las intervenciones moderadas, hicieron un esfuerzo para desmarcarse de los extremos.

Entre los más duros y opositores a la Casa Rosada están Carlos Verna (La Pampa), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Alicia Kirchner (Santa Cruz) y Gildo Insfrán (Formosa). Mientras que en el sector más dialoguista y de mejor vínculo con el Gobierno están Juan Schiaretti (Córdoba), Juan Manuel Urtubey (Salta), Domingo Peppo (Chaco), Hugo Passalaqua (Misiones), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Omar Gutiérrez (Nequén) y Alberto Weretilneck (Río Negro). Del primero al último están dispuestos a darle al Gobierno el presupuesto: lo que varía son las dificultades que le pondrán en el camino y los pedidos que no estarán dispuestos a aceptar. El detalle del proyecto aún no lo conocen y, en definitiva, esos datos son los que pueden generar una reacción adversa.

La reunión donde quedó expuesta la división de los gobernadores opositores fue la que tuvo lugar en CFI y en la que se logró alcanzar un consenso mayoritario para acompañar el proyecto de ley. En las primeras horas, antes del ingreso de funcionarios del Gobierno, los más duros les reclamaron a los dialoguistas que sean ellos los que pusieran la cara ante la sociedad para respaldar el presupuesto, que no busquen un consenso colectivo para evitar la soledad del apoyo de un grupo más reducido. Ya que ustedes quieren respaldar al gobierno, expongan sus rostros para asumir el costo político, pensaron entre los duros.  Finalmente, ni hubo acuerdo total ni la negociación se vino abajo.

El cruce de acusaciones peronistas sobre la forma de encarar la negociación presupuestaria se diluyó con el pasar de los minutos, cuando el debate se posicionó sobre el esfuerzo que deberán hacer lo estados provinciales en el diseño de sus presupuestos y en los intercambios de propuestas para que el recorte que planea el Ejecutivo no tenga un impacto social directo.

Frigerio se llevó del CFI una muestra de voluntad consistente atada a la letra chica del documento que ingrese al Congreso en los próximos días. El encuentro posterior en la Casa de Gobierno fue apenas un hecho político con mayores beneficios para el Ejecutivo. Una foto, un respaldo mayoritario a la negociación por el presupuesto por parte de los mandatarios y algún reclamo puntual sobre deudas que tiene la nación con las provincias.

La división entre los gobernadores opositores se profundiza al mismo ritmo en que avanza la construcción política de diferentes frentes electorales bajo el enorme paraguas peronista. Pero esa es una negociación muy distinta, donde algunos de los integrantes de los grupos efímeros que se formaron en el debate por el presupuesto se acomodan en la misma vereda. Lo único inamovible son los extremos. No es casualidad que los participantes de las posturas antagónicas en la negociación con el Gobierno mantengan también amplias diferencias sobre el camino que debe seguir el peronismo en el futuro.

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