«Se le dio todo lo que pidió», es una de las frases que más se escucha en los pasillos de la calle Viamonte. El que recibió, según la dirigencia, todos los recursos para comandar a la Selección hacia una Copa del Mundo a la altura de las figuras de las que dispone, es Jorge Sampaoli, el hoy cuestionado director técnico de Argentina.
La referencia de las fuentes de la AFA no hace alusión sólo a los honorarios que percibe el entrenador oriundo de Casilda: 7 millones de dólares al año, con un vínculo firmado hasta Qatar 2022. Se basa en que, más allá del contrato oneroso, «le entregamos todas las herramientas». Eso incluyó un cuerpo técnico extra large (fueron 12 las personas que viajaron a Rusia, antes de su desmembramiento), un paquete de necesidades tecnológicas (en muchos casos, el predio de Ezeiza estaba «atrasado») y los recursos económicos a disposición para sus movimientos.
Hoy su situación es distinta a la que vivió cuando arribó al complejo Julio Grondona, con un cheque en blanco en la mano: las autoridades de la AFA, con el presidente Claudio «Chiqui» Tapia a la cabeza, esperan un gesto por parte del DT luego de un Mundial decepcionante, en el que su trabajo no conformó a los directivos. Al mismo tiempo, Sampaoli quiere continuar. Y está dispuesto a quedarse, excepto que la Asociación del Fútbol Argentino lo indemnice con el vínculo completo (entre 16 y 18 millones de dólares).
Hay detalles que están a la vista, en el sitio web de la AFA. El boletín del Comité Ejecutivo N° 5483, del 17 de mayo, detalla que la entidad madre del fútbol adquirió, a pedido del cuerpo técnico, «6 cámaras 4k, un domo 360 grados y 3 cámaras 4k fijas; 1 televisor LED curvo de 55 pulgadas, 3 iMac de escritorio de 26 pulgadas; 3 MacBook Pro retina de 15 pulgadas y una filmadora semi pro 4 k».
El proyecto Sampaoli implicaba el seguimiento desde cerca de los posibles convocados y las visitas cara a cara para explicarles qué pretendía de ellos. En ese tren, más allá de las ventanas por Eliminatorias o fecha FIFA, el entrenador, de 58 años, emprendió tres giras, con foco en el continente europeo. En las mismas fue acompañado por una, dos o tres personas de su cuerpo técnico.
La primera comenzó hace casi un año: el 6 de julio de 2017 y finalizó el 15 de agosto. Se entrevistó con 31 futbolistas en ocho ciudades diferentes (Rosario, Buenos Aires, París, Milán, Londres, Barcelona, Sevilla y Madrid). El mismo procedimiento repitió en enero de 2018 y, por último, entre el 20 de abril y el 5 de mayo, en el umbral de entregar la preselección de 35 futbolistas para el Mundial.
El punto es el costo de las excursiones: en todos los casos, la comitiva viajó en clase ejecutiva, se alojó en hoteles 5 estrellas y abonó los gastos con una tarjeta corporativa de la AFA. Con la luna de miel en ciernes, de cada reunión hubo testimonio fotográfico, que fue difundido por las redes sociales de la Selección.
Claro que, en promedio, según pudo averiguar Infobae, Sampaoli y su cuerpo técnico gastaron alrededor de 50.000 dólares por viaje.
La cúpula dirigencial entiende que resultó un gasto y no una inversión, con los resultados a la vista. Que el esfuerzo económico para costear los encuentros, en muchos casos, resultó innecesario y que los contactos se podrían haber llevado a cabo, por ejemplo, por teleconferencia.
Es por eso que una de las cartas que Tapia exhibirá en la reunión con Sampaoli es que, si persiste en la posición de no abandonar el banco de suplentes, deberá ajustarse el cinturón y el presupuesto de cara a la Copa América de Brasil 2019 será mucho más austero.
Una manera de marcarle la cancha, de «amonestarlo» por el pobre rendimiento. Bastante lejos de la bonanza de los inicios cuando, por ejemplo, para la primera tanda de amistosos ante Brasil (en Australia) y contra Singapur, solicitó y subió al avión a dos chefs.
Detalles de distinción, particularidades que el duro golpe en Rusia 2018 se encargó de arrasar.