Cuba respondió con una declaración medida la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retroceder en el acercamiento bilateral con nuevas restricciones al comercio y los viajes que sumieron en la desolación al sector cuentapropista.
En un texto difundido por los medios estatales, el Gobierno afirmó que cualquier estrategia que pretenda cambiar el sistema en la isla está «condenado al fracaso» e insistió en su «voluntad de continuar el diálogo y la cooperación» con el país vecino.
El texto denuncia las medidas de Trump, en especial su defensa del embargo económico que EEUU mantiene sobre Cuba, y lamenta que el giro vaya en contra de la opinión «mayoritaria» de los estadounidenses a favor del acercamiento bilateral.
Considera que el mandatario «otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por ejercer el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino».
Por su parte, la líder del grupo disidente Damas de Blanco, Berta Soler, afirmó a EFE que los anuncios de Trump le llenan «de regocijo» y beneficiarán a la sociedad civil cubana porque «el dinero que reciben producto de los negocios con las Fuerzas Armadas es para reprimir y no para mejorar la vida del pueblo de Cuba».
El acto de Miami en el que Trump anunció los cambios hacia Cuba fue seguido minuto a minuto en la isla por las páginas web de la prensa estatal.
La aparición del mandatario estadounidense en las pantallas de los hogares cubanos desató el célebre «choteo»: en la calle, una mujer comentaba a EFE que mientras a Obama le costó casi ocho años salir en directo en la televisión de la isla, su sucesor lo había logrado en tan solo seis meses.
Sin embargo, no hubo atisbo de humor en las reacciones de los cuentapropistas, el incipiente sector privado que tanto se ha beneficiado del aumento de visitantes estadounidenses, incluso cuando aún tienen prohibido visitar Cuba como turistas.
Aunque Trump no las mencionó en su discurso, esa medida apunta al conglomerado Gaesa (siglas de Grupo de Administración Empresarial S.A.), presidido por el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, ex yerno de Raúl Castro.
Esa firma posee, entre otros negocios, el grupo Gaviota, uno de los principales emporios turísticos de Cuba, además de divisiones de importaciones y exportaciones, la cadena de Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD) Caribe, inmobiliarias, constructoras y empresas de servicios portuarios.
Otro posible objetivo es Cimex, un consorcio también bajo control militar que posee buena parte de las gasolineras, el Banco Financiero Internacional y la financiera Fincimex, así como la cadena de tiendas Panamericana y diversas firmas de servicios.