«Numerosos testimonios indican que los niños fueron sometidos a tortura sexual en los lugares de detención, enfrente de hombres adultos», señala un informe del panel al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. «La tortura se aplicó por igual a adultos y niños».
El comité de expertos encargado de este estudio no pudo ingresar a Siria, pero la comisión dijo que pudo entrevistar a 223 víctimas y testigos, incluso a desertores del servicio militar y de las fuerzas de seguridad del Gobierno.
Entre los testimonios, se cuenta el de un soldado desertir que dijo estar presente cuando un oficial disparó contra una niña de dos años en Latakia, y que luego que el soldado afirmó a continuación que la había matado para que no se convirtiera en una manifestante cuando creciera.
La ONU afirma que las Fuerzas Armadas del Ejecutivo han recibido la orden de «tirar a matar», y que suelen disparar «indiscriminadamente contra manifestantes desarmados», mientras que también hay francotiradores que disparan en la cabeza y en la parte superior del cuerpo.
Casi 4.000 personas han muerto desde el comienzo de la revolución a mediados de marzo pasado, y se calcula además que más de 30.000 personas fueron arrestadas, entre ellas familiares de disidentes.
Siria es clave en Medio Oriente. Se trata, en su mayoría es un país sunnita, pero la dinastía Al Assad pertenece a la secta alawí, una rama de los chiítas.
Bashar Al Assad asumió su cargo frente al Gobierno en el año 2000. Sustituyó a su padre, que falleció después de gobernar el país durante 39 años, desde que diera un golpe de Estado en 1971. Gobernó gracias al partido único de Baaz, que estableció un candidato único para las elecciones y que se entregó a la dinastía Al Assad para gobernar el país.
