El Frente de Todos hizo valer su mayoría y el Senado convirtió en ley la reforma a las jubilaciones especiales

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Sesión especial del Senado de la Nación en la que se trata el proyecto de modificación de regímenes jubilatorios de jueces y diplomáticos, el 12 de Marzo de 2020, en Buenos Aires, Argentina. (Fotos: Charly Diaz Azcue / Comunicacion Senado)

El Senado de la Nación debatió la ley de reforma de las jubilaciones especiales del servicio diplomático y jueces impulsado por el Frente de Todos en medio de estrictas medidas de profilaxis contra el coronavirus y rumores (desmentidos) de un posible cierre del Congreso. Además de haber reforzado la limpieza e higiene, se buscó evitar la presencia de muchas personas en un mismo lugar por lo que se prohibió el ingreso de periodistas y asesores a la galería del primer piso y al hemiciclo. Así será durante lo que resta del mes también en las reuniones de comisiones.

A las 17:57 se votó y se sancionó la ley con 41 votos a favor, 21 en contra y ninguna abstención. A la hora de la votación hubo diez ausentes, entre ellos Adolfo Rodríguez Saá (prefirió preservarse porque está operado del corazón); Carlos Menem (tiene 89 años) y Roberto Basualdo que acaba de llegar de un viaje a Estados Unidos y siguió las recomendaciones del Ministerio de Salud. Con Juntos por el Cambio votaron contra el oficialismo la neuquina Lucila Crexell y Carlos Reutemann, mientras que con el oficialismo votó el rionegrino Alberto Weretilneck. Se retiraron sin votar los radicales María Belén Tapia, Silvia Elías de Pérez, Julio Martínez y Silvia Giacoppo, además del cordobés Ernesto Martínez.

La ley que deberá promulgar Alberto Fernández sube del 12% al 18% los aportes de estos dos regímenes especiales y establece el haber jubilatorio en el 82% del promedio de los 120 últimos salarios de jueces y diplomáticos; establece la suba gradual de la edad requerida para realizar el trámite hasta llegar a 60 años para las mujeres y 65 años para los hombres. La modificación no cuenta para el servicio exterior, donde la actual legislación establece ya 65 años como edad de jubilación.

En el inicio se dio ingreso formal al pliego del juez Daniel Rafecas quien fue propuesto por el Presidente como procurador general y cuyos antecedentes pasaron para su tratamiento a la Comisión de Acuerdos que preside la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti.

En el arranque el oficialismo y la oposición se enredaron en cuestiones de privilegio y reproches mutuos. Se coló, además de algunas efemérides, la pelea por el proyecto del peronista Guillermo Snopek cuya iniciativa para investigar el accionar judicial en su provincia y eventualmente intervenir ese poder ya se trata en comisión.

Hubo momentos de mucha tensión. Varios los protagonizó Cristina Kirchner, que se molestó con los senadores opositores por la reiteración de pedido de la palabra para debatir bajo la forma de cuestiones de privilegio. Retó a varios (por ejemplo por leer, lo que no está permitido en estos casos) y aplicó a rajatabla el reglamento.

Otro momento de tensión fue cuando Oscar Parrilli contestó a las acusaciones del gobernador Gerardo Morales quien les atribuyó a él y a Cristina Fernández la autoría del proyecto de Snopek. Negó que la iniciativa busque la liberación de la líder Tupac Amaru pero cometió un furcio: “A confesión de partes Milagro Sala”, dijo, y se corrigió de inmediato al decir “relevo de pruebas”.

Tras un homenaje a Raúl Alfonsín en el que hubiera sido el día de su cumpleaños y por lo que hoy se conmemora el día del militante radical, pidió la palabra la senadora jujeña Silvia Giaccoppo que había argumentado el martes en contra del proyecto de intervención del Poder Judicial de Jujuy.

Entonces Fernández de Kirchner se enojó porque consideró que no era una cuestión de privilegio sino una respuesta a Fernández Sagasti, lo que no está permitido por reglamento.

Giaccoppo insistió en sentirse aludida y la vicepresidenta alzó la voz para remarcarle que eso deberá discutirse en comisión. Entonces pidió que se cortara el audio a los senadores para retarlos en conjunto, recordó que cuando fue senadora se acogió al reglamento y que lo aplicaría hoy. “Va a ser interminable porque si no, va a responderle la senadora Sagasti o la senadora Sacnun. Pasa a comisión”, rebatió a Giaccoppo, a quien no le dio más la palabra mientras protestaba otra vez el senador formoseño Luis Naidenoff como jefe del interbloque de Juntos por el Cambio.

Después el pampeano Juan Carlos Marino pidió una moción sobre el conflicto entre Mendoza y su provincia en torno al río Atuel y otra vez hubo contrapunto por tecnicismos aunque en este caso de un lado quedó el radical y del otro lado su correligionario mendocino Julio Cobos terminó aliado con la también mendocina Anabel Fernández Sagasti. Para cerrar el debate, Marino cedió y retiró su propuesta.

Fue una sesión con pocos oradores, tal vez por las fuertes diferencias que hubo en el interbloque de Juntos por el Cambio donde algunos querían votar a favor del proyecto oficialista aun cuando no les permitieran introducir modificaciones. El miércoles discutieron a puertas cerradas durante varias horas y ganó la propuesta liderada por el tándem Martín Lousteau y Esteban Bullrich.

Por el oficialismo arrancó la defensa de la iniciativa el senador Daniel Lovera, presidente de la comisión de Trabajo y Previsión Social, quien cedió parte del tiempo a su disposición al chubutense Mario Pais y al porteño Mariano Recalde. “Se trata de llevar equidad y justicia, asegurar la sustentabilidad del sistema y fortalecer el carácter distributivo y solidario”, señaló Lovera.

Por la oposición el discurso más fuerte fue el de Martín Lousteau, quien lideró la ofensiva de Juntos por el Cambio y convenció a sus colegas de bancada de rechazar todos juntos el proyecto oficialista y presentar sobre tablas un dictamen de minoría que terminaron de consensuar en el día de ayer. La iniciativa nació destinada al rechazo.

Lousteau describió un proyecto que “ni es equitativo ni sostenible”. Y reclamó avanzar sobre todo el sistema que significa “el 40% de gasto público”. Pidió ampliar los cambios a otros regímenes especiales porque la iniciativa propuesta “no elimina los regímenes especiales, sino que sólo disminuye el nivel de subsidio que reciben el Poder Judicial y el Servicio Exterior pero sigue siendo mayor que el general”.

Para el ex ministro de Economía, el camino que llevó a esta sesión demostró que “el derrotero no es eliminar privilegios, sino es esconder la barbaridad que se hizo de diputados, de tratar de preservar a jueces y al servicio exterior de la movilidad” y calificó al proyecto oficial de “improvisado y apurado; por ejemplo, la escala gradual del artículo 15 está mal, no se puede cumplir nunca, porque está mal calibrada matemáticamente; en el Anexo 1 se saltearon alrededor de 16 cargos y haría que alguien con una baja escala sea alcanzado, asciende y no es alcanzado, lo cual es inconsistente”.

Esteban Bullrich se anotó en las filas de su colega porteño. “No podemos seguir recibiendo acá proyectos que no podemos revisar, no es cámara aceptadora”, se quejó. Algo parecido consideró el salteño Juan Carlos Romero (Justicialista 8 de octubre) que recordó que hay 44 regímenes especiales, 23 de ellos concedidos por decreto.

La jujeña Silvia Giacoppo, una de las únicas tres mujeres que tuvieron la palabra, reafirmó el voto negativo de su bancada porque “este proyecto es meramente discursivo, el núcleo es otro, es colonizar la Justicia”, subrayó, y recordó que hoy mismo se publicó la renuncia de 26 jueces.

El rionegrino Alberto Weretilneck, del partido provincial Juntos por Río Negro, avisó que votaría a favor a pesar de que “me hubiese gustado un proyecto más audaz y poner todo pata para arribas”.

Mariano Recalde respondió a las críticas y especialmente a Lousteau, su adversario porteño al que aludió sin pronunciar su nombre ni apellido. Coincidió en que no es una ley “perfecta” pero sí “perfectible” y admitió: “A mí también me hubiera gustado una reforma más profunda”. Sobre quien fuera ministro de Economía de Cristina Fernández se consideró sorprendido por “una liviandad que pensé que con la gestión había limado” y hasta consideró sus apreciaciones “soberbias”. Además describió “el contexto donde hay un gobierno que está atendiendo a los que más necesitan, hay que afectar privilegios y que exige sacrificios a los que más tienen”.

La mendocina Anabel Fernández Sagasti lo acompañó desde el ala más dura del kirchnerismo. “No hay que rasgarse las vestiduras en defensa de un supuesto republicanismo en contra de una supuesta venganza”, reprochó, y acusó: “Sobreactúan la solidaridad hacia ciertos sectores en los que aún le quedan amigos a la oposición de hoy, sobreactúan una sobredosis de republicanismo”. Y recordó que en el inicio de la gestión de Mauricio Macri se intentó nombrar dos jueces de la Corte por decreto. Y repitió que “los jueces que se jubilen al momento de la sanción de la ley van a poder jubilarse con los privilegios que ustedes quieren proteger”.

A la hora de los cierres, Naidenoff cuestionó que la iniciativa “no toca el 82% móvil ni se modifica la movilidad” y apuntó a los 90 días de gestión peronista. Mientras avanzaba con sus argumentaciones lo interrumpió Cristina Fernández, quien le apuntó que al introducir la cuestión Jujuy se desviaba del tema en debate. “Todo tiene que ver con todo. El fin es otro” le respondió el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio ante la insólita acotación. Sin ocultar su sorpresa retomó su alocución entre risas y corrió al oficialismo por “no animarse a incluir a los jueces de la Corte” quienes efectivamente quedaron fuera de los recortes de la ley. “¿Dónde están los privilegios que derogaron?», preguntó muy efusivo, y concluyó que “estamos discutiendo poder, cómo se cubren las vacantes que quedan porque ustedes creen en una Justicia que debe responder a una alineación ideológica, lo creen con Justicia Legítima. Es una ley con el sello de revancha e impunidad en la Argentina, por eso no votamos a favor».

José Mayans, jefe de la bancada del Frente de Todos, se refirió en camio al coronavirus y su impacto sobre la economía. Desde varias bancas, con Naidenoff a la cabeza, señalaron con risas el desvío de su discurso. Dos veces lo interrumpió Cristina Fernández, la primera para hacerle una acotación y la segunda para retarlo. “No se desvíe, vuelva al tema”, se oyó con tono y mirada molestos mientras las cámaras de Senado TV apuntaban a Naidenoff que se descostillaba de risa en su banca.

El formoseño le había cedido parte de su tiempo a la chaqueña María Inés Pilatti Vergara quien tras dar cifras del sistema previsional cometió un sincericidio: “Con total asombro me encuentro con un bloque de la oposición que nos corre por izquierda. Resulta que estamos haciendo muy poco según ellos que hubieran mandado a todos los jueces al régimen general, incluidos los miembros de la Corte. A decir verdad si no fuera por una cuestión de obediencia partidaria hubiera aprobado el proyecto de minoría que dijo Lousteau que iba a presentar, pero como dice Recalde, no siempre lo mejor es posible y hoy estamos dando un puntapié inicial al sistema jubilatorio integral”.

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